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Cuando Fernando Fernán Gómez pronuncie esta tarde, a sus 78 años, el discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua, esta centenaria institución habrá abierto sus puertas a un hombre polifacético cuya carrera está jalonada de éxitos como actor, escritor, director de cine, teatro y televisión.

A la Academia entra «un cómico extraordinario» cuya obra es «un testimonio crítico de nuestro tiempo». Por esos dos motivos le concedieron en 1995 el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, quizás el galardón más importante de cuantos ha merecido Fernán Gómez, ganador también de la Medalla de Oro de las Bellas Artes (1981), del Premio Nacional de Teatro (1985) y del Nacional de Cinematografía (1989). Nacido en Lima durante la gira teatral que su madre, la actriz Carola Fernández Gómez, realizaba por tierras hispanoamericanas e inscrito poco después en el registro de Buenos Aires, este creador de espectáculo supo desde niño que quería ser actor, al estilo de Jackie Cooper, y escritor de novelas como las que concebía Emilio Salgari.

La palabra y las aventuras de la misma en el siglo XX será el eje central de su discurso de ingreso en la Española, al que contestará el académico Francisco Nieva, uno de los tres que avalaron la candidatura del actor junto a Rico y Rafael Alvarado. Cuando termine la ceremonia de ingreso, Fernando Fernán Gómez podrá por fin satisfacer esa gran curiosidad que hace unos días afirmaba tener: «saber qué se hace en realidad de puertas adentro en la Academia».