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El pasado mes de octubre, semanas después del cierre de su vecino ABC, ya circularon rumores de la clausura de esta sala debido a que una empresa multinacional del ramo téxtil adquirió todo el edificio donde se ubica el Palacio Avenida, que fue construido por Gabriel Tarongí Pomar en 1942 y que, por entonces, fue el edificio más alto de Palma, en cuyo tejado se realizaron las pruebas para poner en marcha la primera transmisión en Balears de RTVE.

El cine entró en funcionamiento el mismo 1942. Hasta la década de los 80 fue gestionado por sus propietarios, la familia Tarongí. A partir de entonces, el empresario Rafael Salas se encargó de la gestión a cambio de un alquiler.

Durante muchos años fue una de las salas más prestigiosas de Palma, aunque en los últimos tiempos había quedado obsoleto y resultaba muy incómodo al no haberse destinado inversiones para adaptarlo a la época. El Palacio Avenida proyectaba sobre todo películas comerciales, preferentemente de acción y humor.

Con este cierre Palma pierde una sala más de pantalla única y grande. Hace unos meses, el ABC cerraba sus puertas y la amenaza pende sobre los cines Astoria, Nuevo Hispania y Lumiere. Tal y como aseguran los empresarios cinematográficos, en Palma el futuro está en los multicines, que son los que realmente atraen al público.