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CRISTINA ROS A partir del día 18 de enero, el espacio gótico de sa Llonja acogerá una muestra de la producción reciente de Manolo Valdés (Valencia, 1942). En concreto, se trata de las mismas obras que el artista valenciano expusiera en la pasada edición de la Bienal de Venecia, donde acudió en representación de España. La exposición de Manolo Valdés llega a Palma bajo el patrocinio de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y con la colaboración del Govern balear, y se podrá visitar en sa LLonja durante un mes.

Son dieciocho obras, realizadas entre 1998 y 1999, de las cuales quince son pinturas y tres son esculturas. Tanto las unas como las otras presentan un formato espectacular, algo que es característico de las obras de Manolo Valdés. La muestra, que tiene carácter itinerante, se ha podido ver en el palacio de San Esteban, de Murcia, y, después de Palma, se trasladará a la sede de la CAM en Alicante.

Las pinturas de Manolo Valdés, como viene siendo característico en la producción de este valenciano con residencia en Nueva York, están trabajadas al óleo sobre enormes arpilleras, tejidos rudos que le dan una gran materialidad a la pintura y aportan importantes efectos de textura.

En concreto, las obras presentadas en la Bienal de Venecia, siguiendo las temáticas que aparecen una y otra vez en la trayectoria de Valdés, son revisiones y reflexiones sobre los maestros clásicos de la pintura o sobre algunos de los más grandes artistas de este siglo, como Picasso o Matisse. También se encuentran retratos colosales, enormes cabezas, visiones muy personales de Manhattan y objetos que el artista observa cotidianamente en su entorno. De esta forma, Manolo Valdés se apodera de la imagen de los libros, bolsas comerciales, guantes o relojes que, por acumulación o por tamaño, se convierten en presencias obsesivas y, hasta cierto punto, dramáticas.