«La masia», de 1922, reproduce las casas y todos los elementos del «mas Miró» tal como los vio el artista.

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CRISTINA ROS Casi dos años de lucha por parte de los herederos de Joan Miró han servido para que el estudio y la casa que inspiraron «La masia» no sean derruidos. Aún así, esta misma semana ha quedado firmada la expropiación de dos hectáreas del «mas Miró», en Mont-roig, para que por sus terrenos corra el tren de alta velocidad que pasará por Barcelona. Se han salvado las casas, pero el AVE pasará a unos treinta metros del estudio de Joan Miró.

No es ésta la primera vez que la tierra de Mont-roig sufre una expropiación. La propiedad que heredó el artista de sus padres, esa tierra de la que Miró decía «Mont-roig es el lugar preliminar, primitivo, al que siempre vuelvo. Cuando estoy en otros lugares, todo lo mido en comparación a Mont-roig» o a la que sublimaba hasta el punto de afirmar «Mont-roig es, para mí, como una religión», ya fue dividida en dos a causa de la construcción de una autopista que pasa a cincuenta metros de su antiguo estudio.

El primer proyecto de trazado para el futuro tren de alta velocidad contemplaba el derribo del estudio. Después de dos años de presentar todo tipo de alegaciones, la familia Miró ha conseguido que el AVE discurra paralela a la autopista, entre ésta y el estudio, salvando la edificación aunque ésta se vea hipotecada por la inmediatez del paso del tren.

La biografía de Joan Miró ubica allí sus raíces: fue en la finca entre Mont-roig y Cambrils, que sus padres habían comprado en 1910, donde un joven Miró, convalesciente de la enfermedad y de la depresión que le produjo su primer trabajo como aprendiz en la oficina de una droguería, decidió ser pintor, y así se lo comunicó a sus padres. Fue allí donde descubrió la naturaleza: «Mont-roig me infunde un gran entusiasmo y pinto como un loco. Animales monstruosos y animales angélicos. Arboles con orejas y ojos y payeses con boina y fumando en pipa». No podía ser más contundente: «Toda mi obra está concebida en Mont-roig. Todo lo que he hecho en París está concebido en Mont-roig».

Este lugar ha quedado inmortalizado en numerosas obras de juventud: entre otras, «Paisatge a Montroig», de 1914, «Hort amb ase», de 1918, «Mont-roig, església i poble», de 1919, «Mont-roig, vinyes i oliveres», de 1919, pero sobre todo «La masia», de 1922, una de sus obras estelares.