TW
0
EFE - SANTANDER El escritor peruano Mario Vargas Llosa, que ayer recibió en Santander el XIII Premio Internacional Menéndez Pelayo por el aliento ético que recorre su obra, cree que la novela sigue teniendo capacidad de dejar «huella» en lo social, aunque «hoy vivimos una época de literatura light».

Vargas Llosa imparte esta semana un curso magistral en el que, durante tres días, analizará las relaciones entre la política y sus novelas. El autor de «La ciudad y los perros» asegura que no es «tan ingenuo» como para pensar, como se hacía en los años 50, que una novela puede cambiar la Historia. Pero tampoco le convence que sea «sólo un entretenimiento que no deja mayor corolario en la vida», pues tiene un efecto, «que no puede ser planificado ni medido», en las personas y en sus sensibilidades.

«La literatura tiene que ver con la actividad social, cultural y política que la nutre y sobre la que la novela alguna huella deja», y añade que ahora «ningún joven escritor cree en el compromiso».

Fiel a sus ideas, la política también centrará su próxima novela «La fiesta del Chivo», una obra que espera acabar este año y que abordará la conjura que en 1961 derrocó al presidente dominicano Trujillo y la «parálisis» que sufrieron los conspiradores después de alcanzar su objetivo, asesinar al dictador.