Vista general de la Partituroteca y los materiales musicales donados a la misma. Foto: JAUME ROSSELLÓ.

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La Partituroteca de la UIB, centro de documentación musical que el Aula de Música de la Universidad puso en marcha en 1996, ha crecido desde entonces tanto en cuanto al número de legados, principalmente de obras de autores mallorquines, como en su organización interna.

Lo que en principio era un pequeño local en el último piso del edificio de Sa Riera, con sus estanterías casi vacías, es ahora un auténtico centro documental que ha entrado en la era de las nuevas tecnologías con un avanzado programa informático de archivo de fondos que, cuando el nuevo Conservatorio esté finalizado, se conectará vía informática con su biblioteca. La Partituroteca prepara su página web para Internet dentro de la información que ofrece la UIB en la red.

Otra buena noticia es que hasta ella siguen llegando legados, donaciones y cesiones de materiales musicales en distintos soportes. A los legados de Joan Maria Thomàs, Antoni Matheu y Antoni Torrandell, cedidos por familiares de estos músicos mallorquines ya fallecidos, y el de Bartomeu Oliver (donación hecha por Bartomeu Massanet), que fueron incrementando paulatinamente la Partituroteca como ya publicó en su día Ultima Hora , se han unido ahora nuevas aportaciones.

Por ejemplo, la mesa del Parlament ha cedido el archivo musical de esta institución, proveniente de la antigua biblioteca del Círculo Mallorquín, integrado por música de salón, óperas (sobre todo italianas, en ediciones totales o parciales) y obras de Miquel Marqués. El padre Antonio Martorell también ha sido generoso mediante copias de toda su producción. Así mismo han llegado a la Partituroteca revistas de musicología, gracias al pianista Joan Moll; una edición facsímil del «Llibre Vermell», regalada por Anthony Bonner; partituras para orquesta del período barroco, entregadas por el director Agustí Aguiló, y discografía de Blau, ACA y Ona Digital.