Reunión de la comisión intitucional del expediente de Paisajes del Olivar, en la que se acordó su retirada. | DIPUTACIÓN DE JAÉN

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La Diputación de Jaén ha remitido este viernes a la Junta de Andalucía el expediente de la candidatura de los 'Paisajes del Olivar en Andalucía. Historia milenaria de un mar de olivos' a Patrimonio Mundial.

Ha enviado una carta al presidente andaluz, Juanma Moreno, en la que adjunta el expediente de la candidatura aceptada por la Junta de Andalucía, el Gobierno de España y la Unesco, tras las declaraciones públicas realizadas por diferentes miembros del Gobierno andaluz en las que han mostrado su interés por la continuidad del mismo, según ha informado la Administración provincial.

En esta misiva se recuerda que «el expediente se retiró a propuesta de la Diputación de Jaén por acuerdo de todos los miembros de la comisión institucional, que ha trabajado durante los últimos diez años, y de la que forma parte la Junta de Andalucía».

Sin embargo y según se indica también en el texto, teniendo en cuenta la intención que se ha hecho pública en las últimas semanas por parte de miembros y representantes de la Junta y que este expediente afecta a seis provincias andaluzas, se pone a disposición de la Administración autonómica.

«No tenemos ningún inconveniente en que utilice como considere el trabajo realizado en esta Diputación durante una década para la elaboración de este expediente que, como conoce bien, es compleja y ardua», asegura.

Junto a la carta, se ha remitido el expediente completo de 'Paisajes del Olivar en Andalucía. Historia milenaria de un mar de olivos', tanto en papel como en formato digital.

Una década de trabajo

El expediente fue impulsado hace una década por la Diputación de Jaén con la implicación de las diputaciones de Córdoba, Granada, Sevilla y Málaga; las universidades de estas provincias, la Junta de Andalucía, organizaciones agrarias, cooperativas y fundaciones como Savia o Juan Ramón Guillén.

Se remitió el pasado mes de enero a la Unesco y estaba previsto que su inclusión en la Lista de Patrimonio Mundial se debatiera en la asamblea de 2025. Sin embargo, la comisión institucional decidió el pasado el 29 de abril su retirada --había sido enviado a la Unesco con la previsión de analizarse en su asamblea general de 2025-- ante el rechazo de parte de los agricultores afectados, especialmente en la denominada zona 14, en la Campiña jiennense.

Desde entonces, distintas voces han abogado por retomar un expediente fruto de diez años de trabajo --como la Universidad de Jaén, IU, la Fundación Savia o el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas--, si bien la Diputación de Jaén, que lo impulsó, sostiene que no se va a recuperar a menos que lo pidan los olivareros que no quieren formar parte.

Paisaje cultural, agrario y vivo

El expediente ponía el foco en un paisaje cultural, agrario, evolutivo y vivo, cuyos valores a conservar tienen que ver precisamente con la continuidad de su productividad y su sostenibilidad económica, ambiental y social.

Un paisaje patrimonial que es el resultado del esfuerzo de muchos agricultores y agricultoras, que han dedicado su vida al cultivo y cuidado de estos árboles que han permitido y permiten el sustento de muchas familias y territorios en Andalucía.

Este expediente identificaba 14 zonas de paisaje cultural, que se han delimitado en función también de la historia de este paisaje: Montoro y su entorno (Córdoba), Molino Ducal San Fernando (El Carpio, Córdoba), Haciendas de Tavera y La Buzona, (Carmona, Sevilla), Hacienda de San Ignacio de Torrequemada (Aljarafe, Sevilla), Haciendas de La Soledad y Guzmán (Los Alcores, Sevilla), Cortijo La Jara (Jerez de la Frontera, Cádiz), bancales de Nigüelas y almazara de La Erilla del Valle de Lecrín (Nigüelas, Granada), Olivares de Santa Catalina (Orcera, Jaén), El Ruedo (Almedinilla, Córdoba), Alfar de Écija (Écija, Sevilla), Cortijo Blanco (Periana, Málaga), Campiñas de Jaén (Porcuna y Lopera, Jaén), Hacienda La Laguna (Baeza, Jaén) y Zuheros (Sierras Subbéticas Córdoba).

Las zonas elegidas reflejaban valores excepcionales, que se concretan en una serie de expresiones materiales e inmateriales que van desde los tipos de parcelas y las variedades de olivar hasta las muestras arqueológicas y arquitectónicas, así como su patrimonio inmaterial, como puede ser la cultura campesina, las tradiciones o los espacios de interpretación, entre otros recursos.