Maria del Carmen Jiménezdurante la lectura de un manifiesto ante el Juzgado de Menores | María José López - Europa Press

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Con motivo del comienzo este viernes del juicio promovido contra el joven entonces menor de edad acusado del apuñalamiento mortal de un adolescente de 18 años en Palomares del Río la madrugada del 1 de noviembre de 2022, la madre de la víctima ha reclamado una reforma de la Ley del Menor para que «se castigue con más firmeza a los jóvenes delincuentes y que se proteja con más determinación al resto». «Un joven con 16 o 17 años es plenamente consciente de sus actos y debería serlo también de sus consecuencias», ha aseverado.

Carmen Jiménez Cifuentes, madre de Jesús Rosado Jiménez, apuñalado mortalmente prácticamente a las puertas de su casa de Palomares la madrugada del 1 de noviembre de 2022, cuando regresaba a su hogar tras haber acudido a Sevilla para las celebraciones por la fiesta anglosajona de Halloween; ha encabezado una concentración celebrada a las puertas del Juzgado de Menores número uno.

La concentración ha contado con la asistencia de Javier Casanueva, tío de Marta del Castillo, la joven por cuyo asesinato en 2009 fue condenado Miguel Carcaño a 21 años y tres meses de cárcel.

Junto a familiares y amigos de Jesús Rosado Jiménez, reunidos tras una pancarta con la leyenda «que el mal no dure y que el bien no se rinda», Carmen Jiménez Cifuentes ha leído visiblemente emocionada un manifiesto, con el que ha reclamado «que se haga justicia y se pueda demostrar que a Jesús, un joven normal, lo asesinaron en grupo, a sangre fría y sin ningún motivo».

Mientras a cuenta de este crimen fue detenido un menor en Coria del Río, siendo internado en un centro de menores y que afronta ahora ya mayor de edad el juicio que comienza este viernes, trascendiendo meses después el ingreso en prisión provisional sin fianza de un segundo investigado ya mayor de edad a la fecha de los hechos por el citado asesinato; la madre de la víctima ha expuesto que «hay cuatro menores entre los cinco implicados esa noche y sólo uno de ellos, mayor de edad en la actualidad, se sienta hoy en el banquillo» de los acusados.

Los actos y las consecuencias

Pero especialmente, ha avisado de que «matar no puede salir tan barato», manifestando que «un joven con 16 o 17 años es plenamente consciente de sus actos y debería serlo también de sus consecuencias»; lo que le ha llevado a solicitar la apertura de un «debate social sobre qué está ocurriendo con los jóvenes», para trasladarlo «al ámbito jurídico», porque «desgraciadamente cada vez hay más menores de edad implicados en delitos como robos con violencia o agresiones sexuales».

«Algo debe cambiar a nivel social y jurídico», ha dicho la madre del joven víctima de este crimen solicitando que los poderes promuevan «un plan efectivo contra la violencia juvenil» y, muy en especial; una reforma de la Ley del Menor para que «se castigue con más firmeza a los jóvenes delincuentes y que se proteja con más determinación al resto». Así, ha demandado «medidas correctoras serias y auténticas, con un respaldo legal desde que se detectan los primeros indicios de comportamiento indebido».

En ese marco, Carmen Jiménez Cifuentes ha apostado además por «incrementar la responsabilidad de los padres en cuanto a las actuaciones delictivas de sus hijos».

Recientemente, la madre de la víctima del crimen relataba cómo aquella madrugada se había acostado sobre las 2,00 horas, tras lo cual sobre las 3,45 horas, los ladridos de sus perros motivaron que se asomase a la calle, viendo entonces a dos jóvenes «en la acera de enfrente» a su vivienda, en la calle Federico Moreno Torroba de la urbanización La Mampela, que intentaban reanimar a un tercer joven que yacía en el suelo y que resultó ser su hijo Jesús, extremo que comprobó al acercarse ella a la escena.

«Cuando vi a mi hijo de bruces hacia el suelo con la nariz con sangre, que es lo único que le vi, yo pensaba que se había desmayado», narraba, relatando cómo los dos citados chicos que habían descubierto a su hijo en el suelo intentaban reanimarle «haciendo lo que los sanitarios les habían recomendado» por teléfono, a la espera de la llegada del dispositivo sanitario.

Según relataban sus amigos, el adolescente víctima del crimen «estaba en Sevilla» capital con idea de asistir a una fiesta organizada con motivo de Halloween, pero dada la suspensión de la misma, en un momento de la noche, ya de madrugada, «decidió volver» a Palomares, donde aconteció el crimen.

El grupo de muchachos

La madre del joven explicaba, en ese sentido, que sobre las 3,20 horas su hijo Jesús se reunió con su hermano Ángel en un parque de Palomares y le pidió las llaves de la vivienda para regresar a ella, mencionado a «un grupo de siete u ocho personas que pasaban delante de ellos en el mismo parque donde estaban ellos reunidos».

Según señalaba aludiendo al contenido de las pesquisas, su hijo Jesús se habría encaminado hacia la vivienda detrás del avance del citado grupo de jóvenes, pero «uno de ellos se giró» y habría manifestado «a por este» a sus acompañantes, dejando que Jesús les rebasase, tras lo cual «empezaron a seguirle a lo largo de toda esa calle».

Mientras a cuenta de este crimen fue detenido un menor ahora sometido a juicio y después un joven mayor de edad que está en prisión provisional, comunicada y sin fianza; esta mujer manifestaba que «en tres minutos y medio mal contados», a su hijo «le dieron una brutal paliza».

"le cercaron cinco personas"

«Cinco personas le cercaron. Cuando lo abordaron en la esquina acabó en la acera de enfrente de mi casa. Entre dos coches empezaron a golpearle y el mayor de edad reconoce que él fue el que lo inició con el primer puñetazo a mi hijo en la cara», aseguraba aludiendo al contenido de la investigación.

«Ellos argumentan que iban con intención de robar, pero yo pienso que hubo una premeditación por el tipo de daños que tenía mi hijo. Hubo alevosía y hubo un ensañamiento», consideraba la madre de la víctima, exponiendo que cuando su hijo fue descubierto en el suelo, después de la agresión, «tenía su móvil, su cartera, su reloj, su cadena, su pulserita, lo tenía todo».

Así, avisaba de que pese a que sean dos los inculpados por este crimen, «eran cinco los que estaban presentes y los que estuvieron hasta el final», incluyendo dos personas que figuran como testigos, planteando además su duda sobre «si los cinco eran los únicos que estaban o no».