Una de las sesiones de prácticas de promociones anteriores de la Escuela de Pastoreo de Aragón. | ESCUELA DE PASTOREO DE ARAGÓN

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Los diez alumnos de la que será la tercera promoción de la Escuela de Pastores de Aragón-La Estiva, en la localidad sobrarbense de San Juan de Plan, comienzan su formación el próximo 26 de febrero, y se prolongará hasta el 6 de septiembre. En un contexto general, la necesidad de conciliación y digitalización son algunos de los principales retos a los que se enfrenta el sector ganadero.

Más de 70 han sido las solicitudes de información, a través de llamadas o correos electrónicos que han recibido en La Estiva, de las cuales, 25 se han formalizado con el formulario de inscripción. No obstante, la escuela solo oferta diez plazas que, tras un proceso de entrevistas, ocuparán cinco hombres y cinco mujeres, de entre 19 y 41 años. De ellos, la mitad son aragoneses, dos catalanes, uno asturiano, uno madrileño y otro del País Vasco.

El alcalde de San Juan de Plan, Roberto Serrano, ha explicado, en declaraciones a Europa Press, que en el proceso de selección lo que se tiene en cuenta para dar prioridad a unos candidatos sobre otros es «el concepto de empleabilidad», es decir, que tengan un proyecto de futuro «viable» al finalizar los estudios, tanto si quieren trabajar para terceros como emprender.

Pese a la alta demanda que registra la escuela, el alcalde de San Juan de Plan ha descartado, por el momento, ampliar las plazas. «No se trata de ofrecer más, sino de optimizar los recursos», ha afirmado, a lo que ha argumentado que ello requeriría cambios en los espacios formativos, tanto teóricos como prácticos --puertos de montaña--, así como más presupuesto.

La Estiva es una escuela de iniciativa municipal, en la que los alumnos pagan una tasa de matrícula, que incluye formación y alojamiento, pero sin la aportación económica del Gobierno de Aragón, la Diputación de Huesca y la Comarca de Sobrarbe «sería difícil de soportar», ha asegurado Roberto Serrano.

Masculinizado y envejecido

Serrano se ha congratulado de registrar una tasa de empleabilidad del cien por cien entre los alumnos de las dos promociones anteriores, algo que resulta atractivo para quienes se plantean formarse en este centro del Pirineo aragonés.

Además, ha detallado que la mayoría se incorporan en Aragón y propician el relevo generacional, aunque es «difícil» hablar de acceso al sector agroganadero en general, caracterizado por estar «envejecido y masculinizado».

Con respecto al creciente protagonismo de la mujer en esta actividad, algo que atestigua el número de alumnas de la Escuela de Pastoreo de Aragón, Serrano ha apuntado que la tendencia es creciente y su presencia está más cada vez igualada a la de los hombres.

El fracaso del sector primario, tanto en su vertiente agrícola como ganadera, ha reflexionado Roberto Serrano, reside en la alta media de edad de sus profesionales y el predominio de ocupación masculina sobre la femenina, «con gran diferencia». Por tanto, si el medio rural quiere subirse al tren del progreso social debe afrontar el reto de revertir esta realidad.

Conciliación

Sin embargo, conciliar en el sector primario no es una tarea sencilla, ha lamentado Serrano, y se consolida como un gran reto, aduciendo que los animales «no entienden de vacaciones» y requieren cuidados a diario, lo que implica a los profesionales «plenamente», pese a su derecho a tomarse días libres.

Mientras tanto, propuestas como 'Pastores de Emergencia', de Zacarías Fievet, vinculado al proyecto formativo de la Escuela de Pastoreo de Aragón, «son muy buena opción como parche» para que un ganadero pueda tomarse un fin de semana, o algo más, libre, ya que sabe que sus animales los cuidará alguien «con experiencia».

Para que un ganadero pueda asumir económicamente unas vacaciones, el negocio, como cualquier otro, tiene que ser rentable y su producto competir en el mercado en las condiciones adecuadas. Esta reivindicación enlaza con las defendidas desde hace casi dos semanas por buena parte del sector primario, a través de movilizaciones en las carreteras de varias comunidades autónomas, como Aragón.

«Si un producto es competitivo, la explotación es rentable y un ganadero se puede permitir contratar a más empleados», ha expresado Serrano, quien ha criticado los elevados costes laborales y la burocracia, que también afectan al sector ganadero como a los agricultores.

«No es un buen momento para el campo, hay preocupación entre quienes están dentro y también entre quienes se forman para entrar en él», ha esgrimido.

Ante el pesimismo, ha abogado por la formación como «herramienta de futuro». "Si conseguimos que se acerque al sector gente con una lectura correcta de la realidad e impulse nuevas formas de producción, investigue sobre rentabilidad y proyectos agroganaderos habrá un avance.

Experiencias y digitalización

Por otro lado, de cara al próximo curso en La Estiva, Roberto Serrano ha avanzado que se enfatizará en ciertos aspectos, de acuerdo con el «feedback» de las promociones anteriores, no obstante, los contenidos fundamentales son los mismos.

En total, se imparten 860 horas de formación, de las que 520 son teóricas con prácticas en las explotaciones ganaderas y 340 de prácticas en montaña y manejo de ganado en puerto, tutorizadas por profesionales del sector.

Las sesiones con colaboradores, especialistas en diferentes ámbitos, serán uno de los puntos fuertes este 2024, del mismo modo que sufrirá cambios la distribución del calendario, con prácticas en explotaciones ya en el mes de marzo.

Igualmente, el módulo de gestión empresarial cobrará especial importancia, pasando de 30 a 36 horas, «porque somos conscientes de la dificultad que entraña emprender o incorporarse a un proyecto»; también el de derivados lácteos, «que estamos definiendo mejor al resultar de gran interés; y la innovación tecnológica, dado que su implantación en el sector se da »a marchas forzadas", con 'apps' de uso ganadero, por ejemplo.

Roberto Serrano ha animado a todos aquellos que se sientan atraídos por el sector ganadero a formarse, «verlo como una opción más de trabajo y adquirir conocimientos», porque, sin duda, «hay esperanza de futuro» para la agroganadería.