Una niña participa en el arrastre de latas de Algeciras | Europa Press - EUROPA PRESS

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Miles de niños y niñas han participado este viernes 5 de enero en el tradicional arrastre de latas de Algeciras (Cádiz), una peculiar y antigua forma de llamar la atención de los Reyes Magos para que no se olviden de dejar sus regalos esta noche en todos los hogares de la ciudad y del resto de la comarca del Campo de Gibraltar, donde también se replica esta fiesta.

Según la organización, este año se han repartido 5.000 dorsales, aunque a lo largo del recorrido se han ido sumando más personas, tanto niños como adultos, llegando a una cifra superior a las 12.000 personas.

A las 12,00 horas arrancaba la comitiva en la que los menores han ido arrastrando su ristra de latas y de curiosas esculturas que han realizado con este material para lucirlas este día para recibir a sus Majestades de Oriente en el Llano Amarillo, donde han llegado pasadas las 13,00 horas a bordo de un barco y han recibido de manos del alcalde, José Ignacio Landaluce, «la llave maestra» con la que podrán acceder esta noche a todas las casas de Algeciras.

Tras saludar a los menores que los esperaban en la zona del embarcadero, Melchor, Gaspar y Baltasar se prepararán para repartir ilusión y muchos caramelos y regalos en la cabalgata de por la tarde, que comenzará a las 17,00 horas, y que tendrá un momento especial cuando se bajen de sus carrozas en el Parque María Cristina para recibir desde unos tronos colocados para ello a los niños que tengan que expresarles sus últimos deseos.

El tradicional arrastre de latas es una tradición que nació en Algeciras y que sirve de alerta para que los Reyes Magos no olviden dejar sus juguetes en las casas de los niños. Según la leyenda popular, esta costumbre se inició en una época de penurias económicas, cuando los Reyes Magos no dejaron juguetes en la ciudad y los padres dijeron a sus hijos que los de Oriente se habían quedado dormidos. Tras años sin celebrarse, en los años 90 se recuperó y desde entonces, los niños arrastran miles de latas con la idea de hacer mucho ruido y evitar que los Reyes vuelvan a olvidarse de su ciudad.