Entrega de un teléfono a uno de los ancianos víctimas de la estafa | CNP

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Agentes de la Policía Nacional han llevado a cabo un operativo en el que han desarticulado una organización criminal muy activa que podría haber engañado a cerca de un centenar de ancianos de las provincias de Valencia y Alicante mediante la estafa del «revisor de la luz». Las víctimas son personas de avanzada edad que viven solas y que, desde los hechos, algunos sufren insomnio y miedo permanente.

Los presuntos autores de los hechos --cuatro hombres y tres mujeres de entre 28 y 44 años y nacionalidad española-- supuestamente captaban a las víctimas en supermercados y las seguían hasta sus hogares y se aseguraban de que se encontraban solas. Según ha informado la Policía en un comunicado, la operación policial ha culminado con siete detenciones tras seis meses de investigación.

Los agentes han practicado dos registros domiciliarios en Paterna, intervenido un machete de unos 60 centímetros de largo, una pistola simulada, 10.395 euros en efectivo, guantes de látex y mascarilla, un datafono, así como una cartilla de banco y un teléfono móvil propiedad de dos de sus víctimas.

La operación ha sido desarrollada por agentes adscritos al Grupo de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Brigada Provincial de Alicante, apoyados por el Grupo de Policía Judicial de la Comisaría de Policía Nacional en Alcoy.

A principio del pasado mes de junio del presente año, una mujer de casi 80 años se presentó en la Comisaría de Policía Nacional en Alicante manifestando haber sido víctima de un engaño. Según manifestaba la víctima, al tratar de acceder a su edificio, un varón que se encontraba en el rellano le manifestó ser empleado de mantenimiento de electricidad y la convenció para acceder a su domicilio con la excusa de revisar algún aparato eléctrico, le exigió el pago del alquiler del contador y accedió la perjudicada a teclear el número pin de su tarjeta de crédito en lo que parecía ser un dispositivo TPV.

Segundos después, y ante una «distracción momentánea» de la octogenaria, el supuesto «revisor de la luz» desapareció «sin decir palabra». La anciana observó cómo minutos después se realizaron dos extracciones en su cuenta bancaria de un valor total de 900 euros, además de que le habrían quitado el terminal móvil.

Modus operandi

Gracias a la amplia experiencia de los investigadores, rápidamente supieron que se trataba de la ya conocida estafa del «revisor de la luz» y, tras analizar decenas de denuncias en las que se ponía en conocimiento hechos similares, se pudo concluir que el modus operandi empleado sería, en un primer momento, la captación de las futuras víctimas, hecho que se originaba en supermercados, mercados o zonas transitadas por personas de avanzada edad, donde vigilaban, seleccionaban a los estafados y los seguían hasta sus domicilios.

Acto seguido, tocaban a la puerta y haciéndose pasar por empleados de mantenimiento de electricidad o comercial del bono social de electricidad, convencían a sus víctimas para que les franquearan el acceso a la vivienda donde proseguían con su «teatrillo» fingiendo comprobar el consumo de un frigorífico o el estado de contador o fusibles.

Mientras tanto, iban ganando la confianza de la víctima que finalmente cree que se encuentra ante un «verdadero trabajador de mantenimiento de electricidad» y consiguen que les teclee el número pin de su tarjeta de crédito o libreta bancaria que previamente habrían sustraído en un descuido del anciano o anciana.

En ocasiones los autores también sustraían aparatos electrónicos como teléfonos móviles o el dinero metálico que encontraban por el domicilio. Otras veces, los miembros de la organización amenazaban a los ancianos con cortarle el suministro eléctrico, para que realizaran los abonos, algunos de ellos se realizaban en metálico y uno de ellos llegó a pagar hasta 400 euros, por miedo a quedarse sin calefacción en pleno invierno.

Simulaban llamar a los hijos

Cuando las víctimas mostraban algún tipo de desconfianza, los autores simulaban una llamada telefónica al hijo o hija de los ancianos para que hablara con esta y la convenciera del correspondiente pago, cuando en realidad los ancianos estaban hablando con otros miembros de la organización que se hacían pasar por los familiares.

Las gestiones de indagación realizadas por los investigadores concluyeron que muchas de las denuncias interpuestas en la provincia alicantina, en las que se ponían de manifiesto hechos similares, fueron cometidos por un grupo de personas interrelacionadas entre sí y «perfectamente coordinadas» con «reparto claro» de funciones: mientras unos se hacían pasar por revisores de la luz, otros realizaban las extracciones en la sucursal bancaria o captaban a nuevas víctimas en el supermercado del barrio.

Alrededor de una veintena de hechos son los que la UDEF de Alicante ha podido vincular a esta organización criminal, si bien se siguen llevando a cabo gestiones para probar su autoría en casi un centenar más de estafas cometidas en toda la Comunitat Valenciana con el mismo «modus operandi». En cada uno de los hechos, los detenidos lograban un beneficio económico de entre 600 y 1.200 euros.

Fase de explotación

Las pesquisas centraron los domicilios habituales de los miembros de la organización en los municipios de Paterna, Manises y en la propia ciudad de València, hasta donde los investigados se desplazaron para proceder a su detención. En el dispositivo también han participado la Unidad de Guías Caninos de la Jefatura Superior de Valencia y la Unidad de Medios Aéreos de la Comisaría Provincial de Alicante, que dieron protección desde el aire con drones.

A los detenidos que han sido puestos a disposición del Juzgado de Instrucción en funciones de guardia de Paterna (Valencia), se les imputa delitos como pertenencia a organización criminal, hurto y estafa continuada.

Con la cartilla bancaria intervenida, los investigadores comprobaron como los autores preusntamente extrajeron, sin consentimiento de la víctima, una cantidad total de 4.000 euros.

La Policía Nacional recuerda que este tipo de hechos resultan ser de especial relevancia y repercusión social por la situación personal de las/los perjudicados. De hecho, en uno de los casos, la víctima manifestó a los agentes que los pocos ahorros que tenía fueron los que se llevó el autor del engaño y había pasado a sufrir una situación especial de necesidad o desamparo.

Alguno de los perjudicados tiene hasta 88 años, con el deterioro físico y cognitivo que conlleva, lo que facilitó «notablemente» el engaño perpetrado por los detenidos. Asimismo, un matrimonio de ancianos octogenario sufre insomnio y miedo permanente a quedarse solas desde que fueron víctimas de los hechos.

Una de las víctimas, de 78 años, mostró una «gran alegría» cuando la Policía Nacional le hizo entrega de su teléfono móvil encontrado en uno de los domicilios registrados y que uno de los detenidos le sustrajo con la intención de que no pudiera pedir ayuda tras el engaño.