Imagen general de la zona de necrópolis extavada junto a los vestigios de la muralla tardoantigua de Itálica | UNIVERSIDADES UPO Y DE MARBURG

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Una investigación promovida por las universidades Pablo de Olavide (UPO) y de Marburg (Alemania) sobre la muralla tardoantigua de la ciudad romana de Itálica, enclavada en Santiponce (Sevilla) y cuyas ruinas aspiran a la declaración de Patrimonio de la Humanidad como referente del urbanismo y la arquitectura en la etapa del emperador Adriano; ha contemplado la excavación de una necrópolis con once tumbas simples o en cista, que incluían adicionalmente dos enterramientos infantiles en ánfora.

El mencionado trabajo de investigación, publicado este año 2023, se titula «Comparando los datos de prospecciones geofísicas con las excavaciones arqueológicas en la muralla tardoantigua de Itálica» y está firmado por Rafael Hidalgo, Inmaculada Carrasco y María Teresa Velázquez, todos ellos investigadores de la UPO; y por Florian Hermann, Ulrich Kiesow y Felix Teichner, de la Universidad de Marburg (Alemania).

El documento, recogido por Europa Press, explica que los resultados expuestos forman parte de «un programa de investigación arqueológica más amplío» acometido en los últimos cinco años en la denominada como «nova urbs» de Itálica, es decir el sector de dicho antiguo asentamiento romano correspondiente a la expansión urbanística promovida por el emperador Adriano, con raíces familiares en el enclave.

La «nova urbs» corresponde precisamente con el perímetro abarcado por el actual Conjunto Arqueológico de Itálica, toda vez que la «vetus urbs» o ciudad romana previa a la ampliación urbanística impulsada por Adriano descansa bajo el caserío del municipio moderno de Santiponce.

A tal efecto, los autores de este estudio rememoran que la primera fase de ese gran proyecto de investigación fue desarrollada entre 2017 y 2019 y se centró especialmente en el sector de la Casa de la Cañada Honda, al constituir «uno de los más interesantes ejemplos de arquitectura doméstica» en esta ciudad romana, sobre todo al contar con un 'stibadium'" o lecho de banquetes adosado a la fuente del peristilo; y en la muralla tardoantigua del enclave, en el sector suroeste del mismo.

La datación de la muralla tardoantigua de itálica

Respecto a dicha muralla, el informe correspondiente a aquella primera fase especificaba que en principio se calculó que la estructura defensiva habría sido levantada a finales del siglo III o principios del siglo IV, pero recientemente estaba siendo planteado «que la edificación de la muralla se pudo llevar a cabo en un momento más avanzado».

Aquella investigación constató en cualquier caso la planta cuadrada de una torre identificada en los vestigios de la muralla y se saldó con la detección de «un área cementerial extramuros inmediata al tramo de muralla y la torre», donde en principio fue excavado un «enterramiento infantil en ánfora», correspondiente a «un individuo menor a un año», inhumado sin ajuar en decúbito supino sobre la base del contenedor; siendo además documentados «otros enterramientos en cista».

En este marco, este nuevo trabajo centrado específicamente en la muralla tardoantigua de Itálica detalla que merced a los resultados de las prospecciones geofísicas acometidas entre 2015 y 2018 en el entorno de la misma, el equipo de investigadores excavó una serie de zanjas en las áreas donde fueron detectadas «anomalías» asociadas a posibles «estructuras», en el entorno de la mencionada torre.

«Estas zanjas han permitido verificar los datos geofísicos y documentar la secuencia estratigráfica del sector», explican estos autores, agregando que «sorpresivamente, fue identificada una necrópolis cerca de la muralla y fue posible documentar los profundos procesos de saqueo del que fueron objeto ambos bordes de la muralla».

Cinco fases

Regresando a la secuencia estratigráfica, el estudio científico muestra los resultados de las excavaciones acometidas en diez zanjas, con la posibilidad de «definir cinco fases consecutivas» en la evolución de este entorno.

La primera fase arranca ya en la Antigüedad tardía, previa a la Edad Media, y de ella estos investigadores señalan la recuperación de vestigios de cerámica y materiales constructivos relacionados con «actividades indeterminadas», en el área donde fue después proyectada la torre de la muralla.

El segundo periodo correspondería a la construcción como tal de la muralla a partir de la segunda mitad del siglo IV de la era actual, mediante materiales de edificios de Itálica que «ya no estaban en uso»; mientras una tercera fase implicó la creación de «una necrópolis en el exterior de la muralla e inmediatamente adyacente» a la misma; el cuarto periodo contemplaría los ya mencionados «procesos de destrucción y saqueo» de los materiales constructivos del recinto defensivo y, finalmente; la quinta fase abarcaría la completa «demolición» como tal de la línea defensiva, la torre y la propia necrópolis.

Once tumbas

Sobre el citado espacio funerario, los autores de esta investigación detallan que fueron documentadas once tumbas de inhumación simple en la tierra o en cistas construidas con fragmentos de ladrillo, precisando que la relación estratigráfica entre la necrópolis y la muralla «no puede ser determinadas en la mayoría» de las zonas excavadas, como consecuencia de los mencionados «saqueos» de materiales.

Los restos óseos humanos descubiertos en este necrópolis, según precisa este trabajo, estaban situados en posición decúbito supino y algunas de estas tumbas contenían en su interior otros «compartimentos para acoger enterramientos secundarios», lo que induce a pensar en la posible reutilización de estas tumbas merced al parentesco de los difuntos.

Las excavaciones acometidas en esta necrópolis también se saldaron con la recuperación de dos enterramientos infantiles en ánfora en la parte superficial de sendas tumbas, reflejando «una segunda fase» temporal de este espacio funerario.

Una datación más tardía

Finalmente, Rafael Hidalgo, Inmaculada Carrasco, María Teresa Velázquez, Florian Hermann, Ulrich Kiesow y Felix Teichner concluyen en este trabajo de investigación que la estratigrafía y los materiales abordados en este estudio indican «una datación más tardía» de la muralla tardoantigua de Itálica respecto a la derivada de las pruebas de Carbono 14.

Más al detalle, estos investigadores de las universidades Pablo de Olavide y de Marburg consideran que esta línea defensiva habría sido levantada entre la segunda mitad del siglo IV y el final del siglo V, lo que plantea un «problema» científico porque «la cronología absoluta fruto del Carbono 14 y la cronología ofrecida por la secuencia estratigráfica y el estudio de los materiales cerámicos no coincide».