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Un reciente estudio llevado a cabo por el grupo de investigación A02-Cuídate: Cuidados Oncología y Avances en Medicina Deportiva del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada ha puesto de manifiesto que la participación en el programa multimodal de ejercicio físico no-lineal y técnicas de recuperación, conocido como 'Atope', es seguro y factible para mujeres con cáncer de mama que reciben tratamientos con predisposición de toxicidad cardiovascular.

El estudio, en el que participan investigadores del instituto y la Universidad de Granada destaca que el programa 'Atope' muestra un potencial significativo para mantener o incluso mejorar la salud de estas mujeres a lo largo de los tratamientos. Los efectos positivos del ejercicio físico en población oncológica han sido ampliamente reconocidos, pero la prescripción de un programa verdaderamente adaptado e individualizado es crucial para lograr resultados óptimos.

Este ensayo, financiado por el Instituto de Salud Carlos III, ha contado con la participación de 38 mujeres con cáncer de mama que se encontraban en tratamiento de radioterapia o quimioterapia.

El programa Atope consistió en 18 sesiones de ejercicio físico y técnicas de recuperación, prescritas en función de la variabilidad de la frecuencia cardíaca y de evaluaciones diarias de su estado de recuperación, estado emocional y sueño, utilizando el sistema mHealth desarrollado y validado por el mismo grupo de investigación.

Los resultados fueron alentadores, con tasas de retención y adherencia del 73,68 y 84,37 por ciento respectivamente y un índice de satisfacción de las participantes de 9,2 sobre 10 puntos posibles. No se observaron efectos adversos y las mujeres informaron una mejora significativa en su estado de salud, con un cambio de 3,83 puntos en una escala que va de -5 a 5 puntos.

Este estudio ofrece una propuesta novedosa y prometedora en el área de prevención y rehabilitación para personas con cáncer durante los tratamientos, abriendo la puerta a futuras investigaciones en este campo y los resultados respaldan la importancia de incluir programas de ejercicio físico personalizados y seguros en el tratamiento de esta enfermedad.