El exministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación del Gobierno de España, José Manuel García-Margallo, y el socio y director de Estrategia en la consultora Harmon, Eduardo Madina, en Zaragoza, en un encuentro de 'Diálogos para el Desarrollo'. | Europa Press - EUROPA PRESS

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El exministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación del Gobierno de España, José Manuel García-Margallo, y el socio y director de Estrategia en la consultora Harmon, Eduardo Madina, han coincidido en afirmar que no existen «fórmulas mágicas» para frenar el fenómeno de la despoblación, que ocurre no solo en España, sino en todo el mundo.

Ambos han participado, en Zaragoza, en un encuentro de 'Diálogos para el Desarrollo', ante cerca de cien empresarios del país, acto organizado por Management Activo y patrocinado por Crédito y Caución, Cajamar y SEIDOR.

El primero ha mencionado el documento 'Desafíos y oportunidades para el año 2030', que fija como una de las tendencias para esa fecha que el 75 por ciento de la población mundial estará urbanizada y vivirá en ciudades entre medio millón y un millón.

García-Margallo ha comentado que hay soluciones para mejorar las comunicaciones físicas y digitales y acercar los servicios públicos, fundamentalmente la educación y la sanidad, a las áreas menos pobladas, «pero hay un impulso, especialmente en los jóvenes, a trasladarse a las ciudades más grandes» y «no creo que sea fácil de corregir».

Los poderes públicos pueden favorecer que la elección sea más fácil para quedarse en un sitio más despoblado, «pero, al final, la gente es la que decide» y «la tónica general en todo el mundo es la tendencia a la urbanización», ha argumentado.

Madina ha apuntado, por su parte, que ante se fenómeno de concentración poblacional en grandes ciudades y vaciamiento en pequeñas regiones o zonas rurales, si alguien tuviera una «fórmula mágica» ya la habría aplicado, una cuestión que compete «a todas y cada una de las políticas», en el ámbito industrial, económico, social, laboral y de consenso social.

«Es un gran reto de país a medio plazo, que estoy seguro que las Administraciones tienen más que en cuenta» y «ojalá a quienes les toca decidir acierten».

El partido termina en diciembre

García-Margallo ha incidido en la importancia de las elecciones del próximo 28 de mayo «porque se juega el poder autonómico y el poder local en un país muy descentralizado» y en el que los servicios esenciales dependen de las comunidades autónomas. No obstante, ha añadido, que es «el primer tiempo de un partido que termina en diciembre, que son las elecciones generales».

A su entender, hacer pronósticos en la actual situación «es muy complicado», y, entre las «incógnitas» ha mencionado el resultado de Unidas Podemos, «que prejuzgará si entra para las generales en esa amalgama que se llama Sumar». También habrá que analizar la diferencia entre PSOE y PP y la «distancia» que saca este último a VOX.

Además, ha explicado que hay territorios que van a ser vitales, como Aragón, porque «puede haber cambio de gobierno», igual que la Comunidad Valenciana, mientras que habrá que ver «si, en Madrid, Isabel Díaz Ayuso tiene mayoría absoluta y por tanto no necesita ayudas externas» y «qué pasa en Sevilla».

«Luego hay elecciones en La Rioja, Baleares, Extremadura y Castilla-La Mancha, donde un vuelco en esos gobiernos autonómicos podría provocar alguna conmoción dentro del PSOE; si Ximo Puig, Emiliano García-Page, Javier Lambán, Guillermo Fernández Vara van a la oficina del paro al día siguiente, que no vayan a pedir reclamaciones al maestro armero que vive en Moncloa», ha sentenciado.

España se juega el resto de la década

Madina ha opinado, por su parte, las elecciones en 12 comunidades autónomas y en todos los ayuntamientos, en un contexto europeo «de alto voltaje y una guerra de fondo que ha cambiado por completo el funcionamiento de la economía», hacen de 2023 «un año excepcional, en el que este país se juega el resto de la década».

Ha sostenido que la intensidad electoral «hace difícil acuerdos de país y polariza mucho el escenario político, pero es un escenario al que estamos abocados».

También ha considerado que las mayorías absolutas «están lejos» --«y solo parecen posibles en Galicia»--, pero lo que puede parece «señal de debilidad», es una «fortaleza» porque los acuerdos políticos «son buenas ideas y buenas cosas en el funcionamiento institucional».

En este sentido, ha estimado que Aragón «ha dado muestras de capacidades de acuerdo en estos años» y el gobierno que salga, que espera que sea uno presidido por Javier Lambán, «solo va a poder salir con acuerdos entre distintas formaciones políticas». También ha estimado que los resultados del 28 de mayo tendrá una lectura local y regional, pero también nacional porque en diciembre habrá generales.

Formación y digitalización

Ambos ponentes han señalado como los retos de país la formación y la digitalizacion. García-Margallo ha puesto sobre la mesa que la renta per cápita, que mide la prosperidad relativa de un país, no ha crecido en España en los últimos 16 años, desde 2005, y el índice de malestar social --que suma inflación y desempleo-- ha aumentado desde 2018 un 44 por ciento y España ocupa el peor lugar de la Unión Europea.

Ha mencionado como problemas estructurales, el paro, la productividad y el desequilibrio de las cuentas públicas. En desempleo la cifra «más brillante» fue la 2007, el año anterior a la crisis financiera, con una tasa del 8%, frente a más del 12% actual y con sectores «muy vulnerables», como parados de larga duración, mujeres mayores de 55 años y jóvenes. «Es obvio que tenemos un problema de capital humano, de educación y formación profesional».

Respecto a la productividad, es «muy baja» y eso explica que los salarios «sean relativamente más bajos» porque «no se pueden aumentar los salarios por encima de la productividad, sino aumentar la competencia».

Para hacer frente a estos problemas, García-Margallo ha abogado por la digitalización de la economía y aumentar el tamaño de las empresas ya que la pyme española es más pequeña «que la de nuestros competidores» y eso influye a la hora de acceder a financiación externa.

Sobre el desequilibrio de las cuentas públicas, ha dicho que la deuda pública española está entre el 113 y 114 del Producto Interior Bruto y a partir de 2024 «iniciamos una senda de disciplina fiscal» porque la Comisión Europea ha indicado que para recuperar el equilibrio hay que igualar ingresos con gastos, reduciendo estos últimos, no incrementar los primeros «porque eso tocaría la recesión en un contexto depresivo».

Dos revoluciones pendientes

Por su parte, Madina ha expuesto que la estructura productiva española tiene dos revoluciones pendientes, la transformación digital y la adaptación a los nuevos requerimientos en términos de sostenibilidad medioambiental.

«Todo esfuerzo, tanto del Gobierno central, como de las comunidades autónomas y en cierta medida también de los ayuntamientos es poco porque el reto es inmenso y vamos un poquito tarde», si bien se ha abierto una oportunidad con los fondos europeos. Estas dos cuestiones y la formación e inversión en educación pública «determinan el futuro del país».

A su entender, en España todos los factores de la economía «han recuperado espacio», también el mercado de trabajo, que está dando «buenas señalas», excepto los salarios, «que están por debajo de donde deberían» y «hay que hacer un gran esfuerzo en términos de recuperación de poder adquisitivo» sin que reste capacidades competitivas a la industria y la economía.

Madina ha especificado que competir es hacer las cosas mejor que otros, «no más baratas para aumentar los márgenes de rendimiento, que es una de las misiones de las empresas, pero no la única».

«Nos estamos acostumbrando a vivir en un contexto de precios, energía y tipos de interés más altos; es un mundo nuevo que tenemos que aprender a surfear y que espero que las condiciones vayan mejorando para que se termine corrigiendo», ha enfatizado.