Balsa rota con lodos tóxicos de la mina de Bolidén anegando la cuenca del Guadiamar, en abril de 1998. | CSIC

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La reciente historia de Doñana como humedal protegido está marcada por «el dramático» episodio ocurrido el 25 de abril de 1998, justo hace 25 años, cuando la balsa minera de la empresa suecocanadiense Boliden-Apirsa, en el municipio de Aznalcóllar (Sevilla), reventaba con cinco millones de metros cúbicos de lodos tóxicos y aguas contaminadas.

La riada, cargada de metales pesados, desbordaba el cauce del Guadiamar rumbo a Doñana, arrasando todo a su paso. Tras «enormes esfuerzos» para evitar su entrada en el corazón de la marisma, se consiguió detener justo a las puertas del parque nacional, recuerda en una nota Seo BirdLife

Gracias a una respuesta «rápida y coordinada» de las administraciones y el apoyo de ONG como SEO/BirdLife, Doñana se libró, «casi milagrosamente», de un vertido tóxico que podría haber arruinado todo el ecosistema por décadas. Sin embargo, desde entonces se han acentuado nuevos problemas que han conducido al humedal hacia un posible punto de no retorno.

«Doñana está en una situación crítica, inmersa en una situación de pérdida de biodiversidad sin precedentes, debido a la falta de gobernanza histórica, mala gestión hídrica, a la que se suman los efectos de un ciclo seco que dura diez años consecutivos».

Por ello, la ONG advierte de que lo último que podría ocurrirle como «agravante» es que el Gobierno andaluz haya tramitado definitivamente la Proposición de Ley en el Parlamento andaluz para regularizar otras 650 fincas de regadío ilegales, «en lugar de actuar urgentemente y de forma conjunta para salvar el humedal», ha expuesto Carlos Davila, responsable de la Oficina Técnica de SEO/BirdLife en Doñana.

El mejor indicador de la degradación ambiental del espacio es la pérdida de biodiversidad y, en concreto, la evolución de las poblaciones de aves acuáticas, punto que se refleja en el informe sobre el estado de conservación de las aves acuáticas en Doñana, publicado por SEO/BirdLife.

El informe incide, además, sobre la situación actual de las poblaciones de aves acuáticas comunes, para las que Doñana ha significado una de sus principales áreas de reproducción e invernada en Europa. También recopila y analiza las presiones y amenazas más relevantes que se ciernen sobre estas poblaciones y plantea una serie de actuaciones que, en opinión de SEO/BirdLife, permitirían mejorar el estado de conservación de las mismas. El informe pone además el foco sobre las graves amenazas que afectan a las aves acuáticas dentro de los límites del espacio protegido.

Aves en caída libre

Según refleja la serie histórica de datos 2004-2022 (EBD-CSIC) sobre la evolución de las poblaciones de aves acuáticas reproductoras y sus tendencias, la mayor parte de las especies se encuentran en una situación «extremadamente preocupante». Han desaparecido como aves reproductoras el fumarel común y el porrón pardo (no crían desde 2018), mientras que durante 2022 la cerceta pardilla, en peligro crítico de extinción, continúa con una tendencia negativa.

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En 2022 solo se han contabilizado 13 parejas reproductoras de esta especie que era ubicua en la antigua Doñana, con centenares de parejas, tanto que se la conocía como la reina de la marisma. Sólo dos parejas de focha moruna han criado durante 2022, a pesar de que en la primera década del presente siglo hubo años con más de un centenar de parejas reproduciéndose. La malvasía cabeciblanca, con sólo cuatro parejas en 2022, continúa frenando su todavía evolución positiva, y la garcilla cangrejera empeora su estado de conservación, mientras que ninguna pareja de avetoro ha sido localizada en 2022.

Entre las rapaces, ninguna pareja de aguilucho lagunero occidental ha sido localizada durante la primavera de 2022, por lo que esta especie muestra una de las tendencias regresivas más preocupantes de los últimos años. En 2005 se contabilizaron 36 parejas, pero sólo se han localizado parejas reproductoras un año de los últimos cuatro (tres nidos durante 2021) y no se localizan pollos volantones desde 2016.

Especies históricamente abundantes como la pagaza piconegra han pasado de cifras superiores al millar de parejas en la primera década del siglo XXI a reproducirse tan solo dos años de los últimos nueve. Su situación evidencia la mala evolución de los representantes de la familia de los charranes y fumareles en Doñana, que también se observa en otras especies como el charrancito común, que ha pasado de más del millar a principios de la década a no pasar de 20 parejas en 2022.

Especies más comunes, como garzas o espátulas, también están registrando bajas tasas de productividad. Seis de los siete peores datos de reproducción para la espátula común del siglo XXI en Doñana han tenido lugar en 2012, 2014, 2016, 2019, 2020 y 2022, mostrando la población del espacio natural una tendencia lineal claramente negativa, que en valores absolutos se supone una reducción del 50% de la población reproductora en lo que va de siglo. Incluso una de las especies invernantes más emblemáticas y abundantes de Doñana, el ánsar común, ha pasado de superar los 40.000 ejemplares de forma habitual a marcar los registros más bajos de la historia, con menos de 10.000 ejemplares.

"muchas amenazas y poco consenso"

La marisma permanece casi completamente seca durante la actual primavera, por lo que 2023 supondrá una nueva temporada «catastrófica» para la avifauna acuática de Doñana. Y aunque este año se suma la ausencia de precipitaciones, la primavera silenciosa que se está sufriendo en Doñana responde a un conjunto de problemas de gestión del espacio, de diversa tipología y alcance.

Desde la derivada de la gestión del agua en la zona a cuestiones mucho más fáciles de resolver, como el uso público de determinadas zonas, cambios en el manejo de las especies, acuerdos con propietarios y una gestión de la ganadería basada en criterios ecológicos.

Lo que está claro para Seo BirdLife es que para recuperar los niveles de encharcamiento óptimos para la reproducción de las aves en la marisma en esta y en las próximas primaveras es preciso abordar este conjunto de problemas de forma «coordinada e integral», considerando el escenario de cambio climático ya en marcha, de la mano de todas las Administraciones, de los sectores productivos y con la más que necesaria participación de las comunidades locales que viven en, por y de Doñana", concluye Davila.

En este sentido, el experto de SEO/BirdLife señala algunas actuaciones de emergencia que deberían ejecutarse de inmediato, como recuperar el Plan Especial de Ordenación de los Regadíos en la zona norte de la Corona Forestal de Doñana, de 2014, que significó un positivo avance hacia la regulación de la deficiente ordenación territorial de las zonas agrícolas de la comarca, poniendo freno, parcialmente, a la ocupación de áreas forestales y a la extracción ilegal de agua.

Por otra parte, SEO/BirdLife apoya también el Marco de Actuaciones para Doñana presentado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, al que debería sumarse un plan de ordenación y reestructuración de todo el sector agrícola del entorno del espacio natural protegido.