Bomberos del CPB Málaga, en labores de rescate tras los terremotos en Turquía y Siria | DIPUTACIÓN DE MÁLAGA

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Los bomberos del Consorcio Provincial de Málaga que se desplazaron hasta Turquía no dudan en volver a la zona cero para seguir colaborando con la ayuda humanitaria. Han pasado 16 días desde que la tierra comenzó a temblar en el sur del país turco y el norte de Siria dejando más de 45.000 fallecidos y miles de personas sepultadas bajo los edificios colapsados, pero la situación crítica continúa y para las personas que tienen que reconstruir su vida desde los escombros «la tragedia empieza ahora».

«Se inició con el terremoto pero la tragedia de muchas familias por su supervivencia y la recuperación de sus vidas empieza ahora», por lo que el apoyo internacional sigue siendo fundamental. Es por ello por lo que la mayoría de los nueve contingentes de profesionales del CPB Málaga que partieron para ayudar en labores de rescate de personas con vida y de ayuda humanitaria, quieren regresar «mientras antes mejor». Así lo ha señalado una de las integrantes de este grupo, María García, quien asegura que «nuestro corazón sigue en Turquía, por lo menos la mitad, y nuestra intención es volver».

Estos profesionales acudieron a Turquía de la mano de diferentes ONG como Bomberos Sin Fronteras, Bomberos por el Mundo y G.E.R.C.C.M.A. Ahora, se trabaja en el desarrollo de los proyectos de postemergencia que se pueden implantar y que todavía no están definidos. Sin fecha todavía para ese regreso, se han reunido este martes con el presidente de la Diputación de Málaga, Francisco Salado, --entidad que distinguirá su labor con un reconocimiento especial en los Premios 'M de Málaga'--, y han contado los planes que tienen de regresar al epicentro de los terremotos y cómo fueron aquellos nueve días de labores en ambos países.

Las de Turquía y Siria «no han sido circunstancias agradables para ir a trabajar, pero moralmente creo que hemos hecho una labor que ha sido bastante buena, a pesar de que nos traemos la carga de vivir una situación que no es agradable para nadie», ha relatado García en nombre de sus compañeros, quien ha considerado que su trabajo es «muy vocacional» y en casos como este «todos queremos aportar nuestro granito de arena, con nuestro conocimiento, trabajo y profesión».

Lo positivo que se llevan de esta experiencia es «a las personas que hemos dado una oportunidad de vida». Es a ellas para quienes «la emergencia real y la tristeza empiezan ahora también». «Todavía a esa persona le queda por sufrir porque a lo mejor han perdido familiares, su casa y muchas otras cosas. Estaban sepultados entre escombros. Su forma de vida la han perdido y la tienen que volver a recuperar, pero por lo menos tienen la oportunidad de hacerlo», ha señalado.

Las labores de búsqueda y rescate de personas con vida finalizaron, pero «ahora queda muchísimo que hacer allí para ayudar a muchísimas personas que necesitan del apoyo internacional». Es por ello por lo que esta bombera ha aprovechado para lanzar un llamamiento de ayuda para que no olvidar la tragedia que siguen viviendo muchas familias.

«Es verdad que cuando suceden estas emergencias todos los medios de comunicación y la sociedad están muy implicados y se empatiza mucho con los desastres, las familias y todos los que lo están pasando mal. Pero cuando pasa ese foco mediático, todo se empieza a diluir, la curva de atención baja en los medios y olvidamos que la verdadera tragedia todavía continúa», ha asegurado García.

Así, los planes de postemergencia se desarrollan para, entre otros aspectos, abordar la falta de infraestructuras que puede acarrear problemas con la potabilización del agua y que muchas enfermedades como el cólera se propaguen con mayor facilidad. Pero también esta bombera ha puesto el foco de atención en el control de la población.

«¿Cuántos huérfanos puede haber allí sin control directo de las instituciones para que personas puedan hacer ciertas actividades con ellos? Ya pasaba en Nepal. La frontera con India era permeable y existía ese tipo de tráfico de personas», ha alertado, indicando que el hecho de poder controlar a esos menores ya es importante, y ese control «muchas veces no pueden ir por la vía estatal, sino con orfanatos, centros de acogida y gente que se haga responsable de esas personas».

«Entonces --añade-- la emergencia real y la tristeza empieza ahora también. Empezó y ahora continúa; no se ha quitado ni se va a quitar», ha lamentado García, quien ha hecho un llamamiento a la sociedad, instituciones, profesionales y medios de comunicación «para que todos tengamos en cuenta que esto va a continuar y tenemos que seguir poniendo un poquito de nuestra parte», ha concluido.