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El 70% de las defensas de los perros se encuentran en el intestino; un porcentaje significativo que, según los expertos de Advance, demuestra la importancia del cuidado de su microbiota intestinal.

Compuesta por millones de microorganismos, mayoritariamente bacterias, la microbiota intestinal juega un papel clave en la modulación del sistema inmune de los perros y, por lo tanto, favorece su salud y bienestar.

El experto en nutrición animal y responsable de Comunicación Técnica de Advance Víctor Fragua explicó que una alimentación sana y equilibrada, con prebióticos y probióticos, es clave para promover una microbiota saludable. «Los estudios realizados por Advance evidencian que la suplementación de la dieta con probióticos y prebióticos es capaz de modificar positivamente la microbiota intestinal, aumentando la diversidad de las bacterias a un perfil más saludable, y favoreciendo que los perros tengan unas buenas defensas», detalla.

Aunque incluye hongos, protozoos y virus, la microbiota intestinal de los perros está constituida por bacterias en más de un 98%. Esta concentración de microorganismos aumenta a medida que se avanza desde el estómago al colon, al tiempo que cambia el tipo de microorganismos presentes.

SISTEMA INMUNITARIO

La relación entre el sistema inmunitario y la microbiota intestinal es estrecha, pues el 70% de las defensas del perro están en el intestino. En este sentido, la microbiota forma parte de la barrera de defensa natural, junto con el moco, las células intestinales y el sistema inmunitario asociado. Asimismo, los expertos apuntan que hay que considerar factores como la edad, raza, condición corporal, nutrición y entorno en el que habita el animal, ya que determinan la composición específica de la microbiota de cada perro.

Los desequilibrios en la microbiota intestinal pueden producirse por una serie de condiciones diversas. El estilo de vida o las características individuales de cada animal, el tratamiento con ciertos medicamentos, procesos digestivos e intestinales, así como una alimentación inadecuada con un abuso de grasas o una falta de fibras beneficiosas pueden propiciar un ambiente intestinal desfavorable y desequilibrar la microbiota de estos animales.

Así pues, entre las herramientas que pueden resultar útiles para restaurar la microbiota destacan la dieta baja en grasas y alta en fibra y la administración de prebióticos y probióticos o simbióticos (combinación de los anteriores). Los prebióticos son, en su mayoría, fibras fermentables que nutren a microorganismos beneficiosos de la microbiota intestinal, produciendo compuestos que proporcionan energía a las células intestinales y contribuyen a una buena salud digestiva.

Por otro lado, los probióticos se conforman principalmente como bacterias vivas beneficiosas para el perro, que colonizan el aparato digestivo e impiden la colonización de microorganismos potencialmente patogénicos. Además, intervienen en la modulación del sistema inmune y ayudan a tener una microbiota equilibrada.