El Dr. Raúl García, nefrólogo responsable de la Unidad de Hemodiálisis de Juaneda Hospitales.

Los enfermos renales especialmente complejos, como los sometidos a programas de diálisis, están acostumbrados a ver pasar los banquetes navideños sin poder concederse alegrías ni aún en esta época del año. Efectivamente, ante determinados estados de salud no existen excepciones, pero sí la posibilidad de platos exquisitos adaptados.

El Dr. Raúl García, nefrólogo responsable de la Unidad de Hemodiálisis de Juaneda Hospitales, ubicada en el Hospital Juaneda Miramar, asegura que «siempre debería ser posible que estos enfermos pudieran sentarse a una buena mesa con la familia, ante un menú de platos apetecibles, cumpliendo con una serie de precauciones».

Sufrir una enfermedad crónica, como la insuficiencia renal con indicación de diálisis, «restringe algunas cosas, pero no impide ni debe impedir disfrutar de la mesa. Estos pacientes han de poder tener una calidad de vida adecuada, controlando, naturalmente, las indicaciones sobre ingesta de líquidos y de sal, de acuerdo a su estado de salud».

Un paciente al que le dicen que no puede ingerir sal (para evitar pasar sed, ya que estos enfermos renales tienen restringida la ingesta de líquidos) creerá que la comida no le va a saber a nada ya nunca más. Sin embargo, «la sal se puede sustituir por pimienta, cayena, limón, albahaca, tomillo y otras especies y condimentos que garantizan ese sabor». «El problema de la sal —añade el nefrólogo— es que da sed y el paciente con enfermedad renal crónica que está en diálisis no orina, o casi no lo hace, por lo que toda la ingesta de agua se acumula en el organismo y vamos a tener que eliminarla en la siguiente sesión de diálisis. Si come con sal tendrá sed y eso va a hacer que beba más agua».

Las alternativas a la sal pasan por utilizar «cualquier otro condimento alimentario que no sea prefabricado, tipo ‘avecrem’ u otras pastillas similares de saborizantes, que ya llevan sal». También hay que tener cuidado con el picante «porque en exceso induce del mismo modo la sensación de sed», explica el Dr. García.

El consumo de vegetales obliga también a una serie de precauciones, ya que en estos pacientes «además de prevenir el sodio, hay que prevenir el potasio» por lo que «habría que mantener los vegetales en remojo durante 24 horas, cambiando el agua, y darles una doble cocción, aunque ese proceso les quita todo el sabor».

Una alternativa para que estos enfermos puedan comer vegetales más sabrosos es «comprar verduras congeladas, o cortarlas y congelarlas antes de cocinarlas. El día de la comida simplemente se sacan, se meten en agua para descongelarlas, se retira esa agua y ya se puede cocer ese vegetal normalmente». «Evidentemente —admite el especialista responsable de la Unidad de Hemodiálisis de Juaneda Hospitales— tendrán menos sabor que una verdura fresca, pero no habrá que haberlas tenido 24 horas en remojo y cocido dos veces, que es el proceso indicado con los vegetales frescos y que sí le hubieran quitado del todo ese sabor».

Un plato que sí debe restringirse en los enfermos renales crónicos carentes de una cierta capacidad de orinar es la sopa, pese a que es tan propia de este tiempo. Los turrones y los dulces, tampoco están muy recomendados: «Tienen mucho potasio y son por ello muy peligrosos», explica el médico, pero en Juaneda Hospitales se ofrece una alternativa: «Si a estos pacientes les hace ilusión algo de turrones en Navidad, lo que pueden hacer es traerlos a la sesión de hemodiálisis y comerlos en su transcurso. Es la única ocasión en la que podemos asumir que coman una pequeña cantidad de turrones y similares porque en esos momentos nosotros ya le estamos retirando potasio de la sangre.»

Los pacientes renales crónicos pueden incluso —explica el Dr. García— brindar en estas fiestas, «siempre que sea con extrema moderación, teniendo en cuenta que el vino rosado es mejor para ellos que el tinto, evitando las bebidas azucaradas y con gas y las añejas de alto grado alcohólico», señala, insistiendo en una moderación responsable». Y como no todo es comer y beber, aunque se cuide lo que se come y se bebe, el Dr. Raúl García recuerda a estos pacientes que «después de las comidas o cenas navideñas (o de otra celebración) es aconsejable un paseo de 30 minutos, que ayuda a la digestión y a compensar un poco los excesos. ¡Ah! Y las uvas, mejor en lata y retirándoles el jugo».

Como otros años, el equipo del Dr. Raúl García ofrece estos dos menús, recordando que siempre se han de tomar sin sal, para una mesa navideña un poco más alegre:

Menú 1

—Entrantes:

  • Espárragos con mayonesa casera.
  • Gambas al ajillo.
  • Croquetas de jamón

—Plato principal

  • Pimientos rellenos de bacalao/merluza rellena

—Postre

  • Manzana asada. Espuma de piña y zanahoria

Menú 2

—Entrantes

  • Jamón serrano (poco, por la sal)
  • Langostinos a la plancha
  • Mejillones al vapor

—Plato principal

  • Ternera asada en su jugo

—Postre

  • Compota de pera
  • Gelatina de fruta