Una doctora revisa pruebas en la clinica de fertilidad. | Teresa Ayuga - T. AYUGA

Actualmente se estima que un 15 % de las parejas son infértiles. Los motivos son muchos y en la mitad de los casos podría deberse a la mujer, pero en cuanto a la afectación del hombre hay un factor clave y relevante: la calidad del semen va en caída libre desde hace décadas. Tanto es así que incluso está afectando a las donaciones.

«Se ha visto que hay muchos más rechazos que hace una década, hay una bajada de la calidad pero es que además los donantes deben ser excelentes», explica el urólogo y andrólogo de Juaneda Hospitales, Xevi Bonet.

El especialista señala que la edad en este sentido juega a favor. «Cuanto más jóvenes sean los donantes mejor, aunque el factor de la edad avanzada no es tan drástico como en la mujer, a partir de los 35 años», añade.

En una donación de esperma se hace un cribado de Enfermerades de Transmisión Sexual y una analítica «para ver la salud global de riñones, hígado, se buscan enfermedades genéticas... Y a partir de ahí, si son aptos, después se busca la excelencia en el semen», añade. Que la calidad ha empeorado es algo que se ha constatado a nivel mundial. «Hay factores que afectan al ambiente que mantiene vivo y sano a los espermatozoides y puede llegar a afectar a la membrana e incluso el ADN, lo que repercute en su vitalidad, concentración y movilidad», añade el especialista.

El embriólogo de la clínica IVI, de Palma, Rafael Trinchant, explica que «un espermiograma es la prueba que hacemos para establecer la morfología de los espermatoziodes» y, a su vez, «es un reflejo del estado de salud del varón», es decir, «si está alterado puede significar otras cosas, un estado fisiológico que no es óptimo», señala.

Las pruebas que se realizan son un reflejo de lo que la evidencia científica lleva tiempo señalando, «hay numerosos estudios que describen una bajada importante de la calidad del semen desde 1973 a 2018, sobre todo en lo que se refiere a la concentración de espermatozoides en el eyaculado», explica el especialista. «Podemos estar hablando de que en cinco décadas ha bajado un 50 %», añade.

El doctor Trinchant también señala que la tendencia es global pero parece que se produce de forma más significativa en los países industrializados.

Las hipótesis, recuerda el experto de IVI, indican su posible relación con el estilo de vida o la contaminación y las sustancias que afectan al desarrollo embrionario y fetal. Lo cierto, es que en el años 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tuvo que actualizar los criterios de evaluación del semen, si bien las técnicas de ahora son mucho más complejas.