Dra. Esmeralda Rubio.

Sentadas las bases de los peligros para la salud de aguantarse las ganas de ir al cuarto de baño, la Dra. Esmeralda Rubio explica en esta entrevista algunas claves para facilitar esta función, que van desde ‘trucos de la abuela’ a pautas científicas y, sobre todo, el consejo de que esas personas que ya dan por hecho que solo pueden hacer sus necesidades en su casa están jugando con su salud y que hay procedimientos para facilitarles el trámite, aunque estén de viaje.

—¿El café estimula las ganas de hacer del cuerpo?
—Sí. Aunque es un arma de doble filo, porque el café tiene otros efectos, como que es factor de riesgo para las hemorroides o causar reflujo.

—¿Y beberse varios vasos de agua por la mañana?
—Hay gente a la que le va bien. A otras personas les va bien tomar una cucharada de aceite o beberse un vaso de zumo de limón. A ver, si algo se lo enseñó su abuela, lleva toda la vida haciéndolo y le va bien, que siga haciéndolo, aunque no haya una base científica que lo sustente. Puede ser que estas costumbres ayuden de modo psicológico. Una persona se toma sus tres vasos de agua, se va a pasear, desayuna, a lo mejor el proceso ya le está preparando para ir al baño. Lo importante es preparar la mente. Siempre hay que tener horarios regulares. Y, sobre todo, cuando te dan las ganas, no aguantártelas, estés en el trabajo o donde estés.

—¿Y quiénes solo pueden hacerlo en su casa?
—Primero, reiterar que no se puede esperar a estar en casa para ir al baño, sea para defecar u orinar. No hay que olvidar que aguantarse las ganas puede llevar a perder la sensibilidad que con la que el cuerpo nos 'avisa' y llevar al estreñimiento crónico y a otras complicaciones. Los urólogos dicen: «Ni en tu casa ni en la ajena tengas la vejiga llena». Pues con la ampolla rectal pasa lo mismo. Si tienes ganas de hacer una cosa u otra, no tienes que aguantar las ganas hasta explotar. Y eso que ir al WC a orinar se ve socialmente como algo más natural y aceptado, se va al baño y ya está. Pero con las haces se reacciona de otro modo y se olvida que las heces o los gases son completamente naturales. Todo el mundo los produce. Y para esas personas que dicen que solo pueden hacerlo en su casa y, por ejemplo, salen de viaje, el consejo es que beban mucha agua, procuren moverse y pautarse unas horas. Si llegan a hotel por la noche pueden tomarse un tipo de laxante tipo parafina, que lubrica el intestino y hace que las heces se hidraten y se ablanden y sea más fácil expulsarlas a la mañana siguiente. También se aconseja beber agua con frecuencia e intentar priorizar la ingesta de fibra.

—Los laxantes, hasta hace poco de venta libre, ¿pueden llegar a tener efectos nocivos?
—Ahora se está restringiendo la venta libre de muchos laxantes, porque efectivamente creaban muchos problemas. Los laxantes hay que tomarlos con indicación médica o farmacéutica. Muchos son productos naturales, hierbas, y no todas son inocuas. Por ejemplo, las pastillas de fibra pueden causar hinchazón, malestar y gases. La fibra, como no se digiere y no se absorbe, obliga al intestino a sacar agua y se irrita para expulsarla. Si ya tienes heces acumuladas, puede ser que tomar pastillas de fibra te hinche más, tengas gases o ganas de vomitar. Hay que tener cuidado con eso y fiarse de los farmacéuticos o de los médicos. Hay que consultar para comenzar a tomar laxantes, hierbas, infusiones… Y hay que dosificar, porque un exceso de esos productos puede generar diarreas.

—¿Laxantes por vía oral o por otras vías?
—Solemos recomendar más los laxantes por vía oral, más que supositorios o enemas, que solo liberan la parte final del recto, mientras que tomados por boca van haciendo efecto de arriba abajo, por todo el tracto digestivo.

—¿Es cierto que las mujeres tienen más estreñimiento?
—La mujer tiene más tendencia al estreñimiento, porque tiene el colon más largo y más curvilíneo. Las colonoscopias suelen ser más complicadas por esa misma razón. Durante el embarazo, por la compresión que produce el bebé, del mismo modo que puede haber más reflujo, puede haber más estreñimiento, aunque en otros casos hay mujeres embarazadas que van mejor. No hay una pauta estándar. Depende de la persona y de lo activo —cosa que siempre es positiva— que se mantenga el embarazo.

—¿Problemas en el suelo pélvico pueden generar estreñimiento?
—Anomalías en el suelo pélvico pueden causar estreñimiento. Nosotros, en Juaneda Hospitales, hacemos manometrías ano-rectales para diagnosticar estos problemas. Es frecuente que tras muchos embarazos o uno muy voluminoso, el suelo pélvico se descuelgue y que las estructuras que sujetan la vejiga y el recto y el útero ya no tengan la misma fuerza que antes, por lo que se altera (por exceso o por defecto) la expulsión de las heces o de la orina. Para solucionar estos problemas hay ejercicios de biofeedback que te enseñan cómo identificar cuándo tienes que apretar o cuándo tienes que relajar, lo que ayuda a mejorar, tanto problemas de estreñimiento cómo de diarrea.

—Hemos hablado de no poder ir al baño, pero ¿y cuándo se va demasiadas veces, por qué sucede?
—Las razones pueden ser múltiples. Que se beba demasiada agua, que se consuma demasiada fibra, sufrir una inflamación del intestino, una infección, etcétera. Una diarrea crónica puede tener su origen en intolerancias a alimentos. Hay muchas causas. Y luego una causa muy común, el estrés, porque altera la vía de señalización normal intestino-cerebro.

—¿Y qué se puede hacer?
—Primero, acudir al médico. Allí se hará una exploración que diagnostique si se trata de una enfermedad celíaca, de una alteración del tiroides, de una enfermedad inflamatoria intestinal en los casos graves o de una gastroenteritis. Pueden ser muchas cosas. El médico pedirá una colonoscopia, un análisis de heces o de sangre. Y con ello se evalúa la causa y se trata.

—¿Qué nos puede contar del trasplante de heces?
—Aún no se hace de manera habitual, pero cuando se implante será muy positivo. Ya hay amplia evidencia científica que lo sustenta. Consiste en tomar muestras de heces de personas sanas para obtener su flora bacteriana e implantársela a pacientes afectados. Hasta ahora conocíamos bien el intestino, sobre todo gracias a la realización de colonoscopias, pero no conocíamos tanto el funcionamiento de la flora intestinal, que es la que se encarga de favorecer el proceso de digestión, absorber los nutrientes, fabricar las heces y de condicionar su regularidad. La carencia o el desequilibrio de esa flora es algo que la colonoscopia no ve. Hasta ahora, para mejorar la flora bacteriana teníamos los tratamientos probióticos en pastilla, pero con sus limitaciones. Para una mayor eficacia tienen que ser las cepas adecuadas y llegar bien a los intestinos. El trasplante fecal es, de personas sanas, que van al baño bien, que no tienen problemas digestivos, incluso ningún otro problema de salud sistémico, dona sus heces y se extrae la flora bacteriana que está en la materia fecal y se implanta en el intestino del paciente. Esas bacterias colonizan y con ello se regula la función. Es como limpiar de malas hierbas y abonar una tierra.