Patricio Candia, periodista. FOTO JULIAN AGUIRRE

El Constància fue como un flechazo. Sus colores, camiseta blanca, pantalón negro, me recordaban al mítico Colo Colo chileno, uno de los pocos equipos del país andino que tiene una Copa Libertadores de América en su vitrina. Fui recibido con los brazos abiertos por directivos y jugadores en mi calidad de corresponsal de Ultima Hora (temporada 1983-1984) en Inca, según lo ordenó el entonces jefe de Deportes Alejandro Vidal, y guardo grandes recuerdos de aquellos años en los que todos éramos más jóvenes.

Los clásicos con el Poblense y el Manacor, y las visitas esporádicas del Mallorca, eran esperados con gran expectación por unos aficionados inquers que podían perdonar cualquier cosa, menos la falta de intensidad. Eso era absolutamente innegociable. En ese césped, Koldo Aguirre (fallecido en 2019) perdió su puesto tras una derrota ante el Constància en un amistoso jugado en noviembre de 1983.

Al presidente de los mallorquinistas Miquel Contestí no le gustó lo que vio y firmó el despido del entrenador vasco al regresar a Palma: «Si lo hubiese sabido habría alineado al equipo titular», declaró el entrenador vasco, sorprendido por las ganas que pusieron los locales. El club lo presidía Jorge Cerdá, dueño de la principal tienda de muebles de la ciudad. El estadio -Camp Nou- tenía la particularidad de que superaba con creces el aforo (10.000 espectadores) de la media de aficionados que acudían a los partidos (800), en una ciudad que por entonces no superaba los 20.000 habitantes. Por eso, nadie recordaba haber visto el campo hasta los topes alguna vez.

El Constància contaba, entonces, con 350 socios y el precio de las mejores localidades del campo no superaba las 500 pesetas. Cerdá tenía que hacer malabarismos para cuadrar los números, siempre deficitarios. Por donde uno iba en busca de alguna noticia, escuchaba el amargo recuerdo de los más veteranos: «Estuvimos a punto de ascender a Primera División en 1944: perdimos con el Deportivo de la Coruña en la promoción en Madrid». El equipo de la capital de es Raiguer no ha jugado -todavía- en la máxima categoría del fútbol español, pero lo hizo en Segunda durante nueve temporadas y a lo largo de su centenaria historia ha sido noticia en España muchas veces. El diario El País, analizando en 1983 los resultados del equipo tras 17 jornadas en la Tercera División, Grupo XI, le dedicó casi una página con el titular: «El Constància de Inca, el equipo con más puntuación de las tres divisiones nacionales».