Imagen de Izan Almazan durante un entrenamiento. | Jaume Morey

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Con apenas dos años, Izan Almazán (Palma, 2006) ya daba sus primeros golpes con una mini raqueta. A su hermano Hugo, un año mayor que él, también le gustaba el tenis y ambos comenzaron a practicar y competir. Durante unos años, compartieron también su afición por el fútbol, hasta que a los 10 años Izan se decantó por el tenis mientras que su hermano dedicaba cada vez más tiempo al fútbol. Con el balón en los pies ambos eran muy buenos y formaron parte del equipo del Cide que ganó al Villarreal la Yellow Cup. Hugo jugará esta temporada en los juveniles del Granada, club por el que fichó hace pocas semanas.

Poco a poco, pero sin pausa, Izan fue mejorando en el mundo del tenis y era el mejor de su categoría en Mallorca y Balears. A sus apenas 17 años, casi llega al 1,90 metros. Aún le queda algún año de crecimiento y para poder hacer frente a sus duros rivales se ha propuesto machacarse en el gimnasio y adquirir más fuerza y resistencia pero sin perder la velocidad imprescindible para hacer frente a sus duros rivales.

Él es el típico jugador español que ha entrenado sobre todo en pistas de tierra, pero su tenis está quizás más adaptado al juego en superficie dura. «Mis mejores golpes son el saque y el revés (a dos manos). Este año me he centrado mucho en mejorar la derecha», dice, tímido.

Esta temporada está siendo muy productiva ya que ha conquistado dos torneos júnior categoría ITF, uno en Telde (Canarias) y otro en Gdansk (Polonia). Precisamente fue en este país centroeuropeo donde estrenó su palmarés el año pasado al vencer en Szczawno Zdroj.

Su proyección está siguiendo los pasos marcados por sus preparadores, pero sin olvidar los estudios. «Hasta hace dos años iba al Cide. Daba clase de 9 a 16 horas y luego entrenaba hasta las 9 de la noche. Este es el segundo año que he dado clases en el CTEIB del Príncipes de España en horario partido, aunque entreno en sa Teulera».

La mentalidad es uno de los aspectos más importantes en un deporte individual como el tenis. «Yo no tengo ningún psicólogo. Me gustaría y creo que me podría ayudar, pero también pierden los jugadores que reciben este tipo de ayudas».

Desde el punto de vista tenístico, a Izan le gusta el ruso Daniil Medvedev. «Me encanta su forma de jugar, lo agresivo que es». Por golpes, destaca el saque y la volea del australiano Nick Kyrgios, la derecha de otro ruso, Rublev, y el revés de su compatriota Medvedev.

A pesar de ser el júnior más destacado de Mallorca, no ha tenido la oportunidad de pelotear ni con Rafael Nadal ni con Jaume Munar. «Claro que me gustaría», asegura.

Los padres de Izan son taxista y auxiliar administrativa y el tenis es un deporte caro. Ante las nulas ayudas de la Federación Balear de Tenis, no le ha quedado más remedio que competir por la Universidad Europea, de Madrid, que le proporciona alojamiento en los torneos que se celebran en la comunidad. Una opción sería ir becado a Estados Unidos, pero sus preparadores a día de hoy la contemplan sólo como la última de las ofertas que tiene sobre la mesa.

Ahora su próximo destino es Suiza, donde jugará a partir del 24 de julio, gracias a que uno de sus entrenadores, Ángel Inocencio, tiene un amigo que le dejará a Izan dormir en su casa. Otro de sus preparadores, Gabi Frías, dice de Izan: «Trabaja muy bien y es muy disciplinado. A estas edades hay que mejorar todo, pero en su caso sobre todo el drive, que ha tenido una progresión este año, y el revés cortado. También ha mejorado en obligar al rival a jugar una pelota más, algo muy importante aunque se pierda el punto».

Entre los estudios y el tenis, le queda tiempo libre. «Me gusta ver series. Prison Break es mi favorita. También estar con mis amigos». Izan no sabe lo que es la noche. «Nunca he ido a una discoteca. Bueno sí, una vez que nos invitó uno de la selección española tras una competición».