TW
0

Rendidos a sus pies. A los mismos que le han aupado hasta el Olimpo del deporte mundial. A los mismos que mima a diario desde que en 2005, cuando era un barbilampiño de melena surfera, camiseta sin mangas y brazo de hormigón, le diagnosticaron el síndrome de Müller-Weiss, una patología degenerativa que afecta a los pies (en su caso al izquierdo), provoca un fuerte dolor y puede dificultar al movimiento. Solo su capacidad para convivir con el dolor y un afán competitivo fuera de lo común han provocado que Rafael Nadal Parera reescribirá su propia leyenda partido tras partido. Título tras título. Y hazaña tras hazaña.

París volvió a rendirse a la evidencia. A un campeón sin límites que alzó al cielo de París su decimocuarto Roland Garros -el siguiente en este escalafón es Björn Borg con seis, menos de la mitad...- y su 22 Gran Slam, dos más que Roger Federer y Novak Djokovic y el doble de ‘majors’ que el propio icono sueco. Nadie, ni el propio Nadal, sabe qué pasará con su futuro.

Ayer, abrazado todavía a la Copa de los Mosqueteros, no despejó ninguna de las incógnitas que rodean su futuro y su carrera. Pero sí que dejó claro que tiene pendiente una reunión consigo mismo para tomar «una decisión de vida». Diecisiete años después de aquel primer mordisco en París, Nadal sigue coleccionando récord y títulos. Y con la gente rendida a sus pies...