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Además de tener a la inmensa mayoría del público francés de su lado, Rafael Nadal sintió la presencia de aficionados de Mallorca, testigos de la enésima gesta del tenista de Manacor. El vicepresident    del Govern de Transició Energética, Sectors Productius i Memoria Democrática, Juan Pedro Yllanes, fue el representante institucional. «Es la primera vez que vengo y estoy impresionado. Además,creo que Nadal ganará», explicaba antes de entrar en la zona de Autoridades de la Philippe Chatrier. La experiencia vivida con la victoria de Nadal le hizo olvidar el mal trago pasado el día anterior. Su avión, que debía aterrizar en París a última hora de la tarde del sábado se tuvo que desviar a Bruselas por una fuerte tormenta e Yllanes no llegó a la capital francesa hasta las 3:30 de la madrugada. Quién también vivió su primera final de Roland Garros fue el presidente de la Federación Balear de Tenis, Tòfol Bennasar, aunque tuvo como ‘cicerone’ a su antecesor en el cargo, Toni Ferragut. «El montaje es espectacular y la pista central es una maravilla viéndola solo desde fuera», explicaba Bennàsar, y Ferragut añadía: «Yo he tenido la suerte de haberle visto ganar seis finales».

Imagen de un grupo de amigos de Rafa, sobre la pista al finalizar el encuentro.

A primera hora de la mañana salió desde Palma un avión de Transavia y en su interior viajaban media docena de amigos del tenista, así como Andrés Moyà, hermano de Carlos Moyà: «Estuve en el décimo Roland Garros de Rafa con mi hijo Yago y este año repetimos. Además, me he traído a mi prima Mar».Quien por fin pudo vivir su sueño de ver a Rafael Nadal ganar en París fue Fernando Ribot. «El año pasado también vine a la final, pero Nadal perdió en semifinales contra Djokovic y me quedé sin verlo.   

Muy contentos estaban también el italiano Michele Selvaggio y el francés Helder Ribeiro, amigos de Rafael Nadal, tío del tenista. Michele lleva viviendo 30 años en la Isla y Helder es un asiduo visitante a Mallorca y comentaba entre risas: «Estoy buscando una mallorquina para casarme y vivir allí». Por su parte, Rafael Nadal, comentaba antes de la final a sus amigos: «En deporte todo puede pasar y hay que jugar el partido». Su sobrino se encargó de que, una vez más, los pronósticos se cumplieran.