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La superioridad exhibida por Rafael Nadal en Roland Garros desde su primera conquista en 2005 marca una tendencia entre los aficionados al deporte a minimizar las amenazas que le van saliendo al paso. Tras deshacerse de Cameron Norrie en la tercera ronda del Grand Slam francés, el defensor de la corona se sitúa ante un reencuentro trampa frente Jannik Sinner en los octavos de final.

El trece veces campeón de la Copa de los Mosqueteros hace que parezca fácil atropellar en primera ronda a un Popyrin que sabe lo que es ganar Roland Garros aunque sea en categoría júnior o que se intuya como sencillo doblegar este sábado a un Cameron Norrie que es el tercer jugador con más victorias de la temporada sobre tierra batida.

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En los octavos le espera Jannik Sinner, un jugador llamado a ocupar las primeras posiciones del ránking en los próximos años y probablemente el tenista más consolidado de la generación emergente. Los dos se conocen bien porque a principios de este año estuvieron entrenando juntos en la burbuja de Adelaida antes de disputar el Abierto de Australia y este 2021 ya se vieron las caras en el Masters 1.000 de Roma. El reencuentro trampa se produce ahora en París, donde ya de midieron en el atípico 2020 en los cuartos de final con victoria para el isleño, que domina 2-0 el balance de enfrentamientos particulares.

Aunque su nombre aún no se haya inscrito en el palmarés de un gran torneo, Sinner ocupa la decimonovena posición del ránking ATP y esta temporada, sin ir más lejos, ha superado hasta en tres ocasiones a Roberto Bautista (número 11 del mundo) y desde el año pasado con apenas 19 años ya sabe lo que es ganarle a jugadores como Tsitsipas (número 5), Zverev (número 6) o Goffin (número 13). Nadal, por juego, experiencia y jerarquía, es favorito y, aunque parezca una exageración, medirse a Sinner en octavos tiene más de emboscada que de trámite.