Toni Nadal, tío y exentrenador del trece veces campeón de Roland Garros, no pudo esconder sus sentimientos una vez acabada la final del Grand Slam parisino frenta a Novak Djokovic.

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Su presencia era una de las imágenes más habituales en la grada de la Philippe Chatrier. Se convirtió en la figura inseparable de su sobrino, pero desde que dejó su preparación en manos de Carlos Moyà, Toni Nadal ha focalizado todas sus miras y esfuerzo en la Academia de Manacor. Allí, junto a los suyos, familiares, amigos y conocidos, el mentor y maestro del ya trece veces ganador de Roland Garros vivió desde la distancia una final que siguió con la tensión que requiere un duelo de este calibre. Y, una vez consumado un nuevo éxito sobre la tierra batida parisina, Toni Nadal no pudo esconder su alegría, las emociones contenidas durante el partido, y que acabaron con una imagen que, en esta ocasión, presenció desde la distancia aunque con la pasión que requiere toda una final de uno de los grandes del calendario.

«Es algo increíble», admitía un Toni Nadal que, a la hora de atender a los medios, no podía contener su felicidad y pedía unos segundos de intimidad para exteriorizarlas con unas lágrimas que dejaban patente el orgullo de una persona clave para entender la trayectoria del mejor deportista español de todos los tiempos, que en cuestión de horas ingresará en su particular museo de la Rafa Nadal Academy una nueva Copa de los Mosqueteros. La que hace trece en una colección única en todo el planeta. Y para la eternidad.

La figura de un Toni Nadal feliz, emocionado y orgulloso de su sobrino, centralizó todas las felicitaciones. De conocidos y no conocidos. Todos unidos una vez más por la personalidad de un tenista que marca una época y cuya última gesta fue el argumento que unió a decenas de seguidores en la cafetería de la Academia.

Expectación

Una vez más, una final del Grand Slam fue el argumento que convirtió en toda una fiesta improvisada el recinto de Manacor, cuna del héroe.
Por un lado, los jóvenes jugadores y tenistas de la Academia no quisieron perderse la finalísima frente a Djokovic, animando en todo momento al referente del proyecto deportivo y académico en el que se hallan enrolados. En la cafetería, los seguidores de Rafael Nadal disfrutaban de otra exhibición de su ídolo.

El paso de los minutos y los juegos y sets a favor del manacorí avanzaban una celebración que se desató al consumarse el triunfo de Nadal. Un motivo más de celebración en torno a la figura de un tenista único, que vuelve a reinar en París.