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El nuevo catamarán de Rafa Nadal atracó este viernes en el pantalán del Club Nàutic Porto Cristo, un ‘regalo de lujo’ que llegó a Mallorca coincidiendo casi con la celebración de su 34 aniversario (fue el miércoles) y sus 15 años de su primera victoria y reinado indiscutible en el torneo por excelencia de tierra batida, Roland Garros.

Se trata de un catamarán 80 Sunreef Power, de 24 metros de eslora, que tiene un precio oficial de 5,5 millones de euros y una capacidad para doce personas. Rafa es un hombre de mar y así lo ha hecho saber en numerosos encuentros, uno de ellos con el presidente-fundador de la empresa Sunreef Yatchs Francis Lapp en ciudad polaca de Gdansk, en la que se encuentra la sede central de la empresa.

«Para alguien como yo, que soy de una isla, el mar es parte de mi vida y no es ningún secreto que amo el mar. Cuando estoy en mi casa, en Mallorca, trato de salir y disfrutar de ese momento en el que paso mi tiempo en un barco», comentó Nadal tras comprarle su nuevo yate a Sunreef.

El catamarán en el puerto de Porto Cristo.

Expectación

El atraque del catamarán despertó mucha expectación entre los vecinos de Porto Cristo. Imponente, el Great White se codeaba en el puerto con una embarcación para turistas. Rafa no se hizo esperar a bordo de su nuevo catamarán, que combina comodidad y lujo y ha sido ‘moldeado’ a gusto del tenista. Junto a su mujer, Mery Perelló, fueron los primeros en subir a bordo... y ¡sorpresa! Se sumaron al equipo de cuatro personas que retiraba los plásticos de cristales y barandillas, pasaban la manguera y limpiaban el casco.

Ambos cogieron dos bayetas (ella, azul y él, verde) y dedicaron toda la tarde a limpiar la cubierta, en proa, en popa, las barandillas, cada detalle. Mery, con un short vaquero, una camiseta negra de tirantes y una visera y Rafa, con pantalones cortos azules y camiseta y visera blancas, dieron el primer repaso de limpieza al catamarán. Más tarde se acercaron más miembros de su familia; entre ellos, parte de los primos del tenista mallorquín, que se sumaron a la misma tarea tras recorrer la embarcación, pero con menos ritmo que Rafa.
El Great White es todo un lujo. Destacan su enorme garaje, combinado con una plataforma de popa, que le permite albergar una lancha auxiliar, numerosos juguetes acuáticos y motos de agua. Fácil de acceder desde el salón, la terraza de proa es un refugio amplio y relajante con una increíble cantidad de espacio para tomar el sol y descansar.

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Amplitud

El inmenso flybridge del 80 Sunreef Power ofrece suficiente amplitud para albergar una piscina de hidromasaje, un bar y confortables butacas y sofás generosos. Una de las características más espectaculares a bordo del 80 Sunreef Power es la suite principal, que se puede configurar en la sección de proa de la cubierta principal. Con una cama doble que da a la terraza de proa, un baño con ducha a ras de suelo, vestidor y escritorio, la suite está bañada por el sol desde el vidrio del tragaluz.

Los últimos en subir a bordo fueron Maria Isabel Nadal, hermana del tenista, que acudió al Club Nàutic acompañada por una amiga y el padre de Rafa, Sebastián Nadal, con un amigo. También estuvo su tío Rafa. Tan sólo se echó en falta a la madre, Ana María Parera, quien al terminar la tarde no se había sumado al grupo. Poco a poco, todos fueron abandonando la embarcación, siendo Rafa el último, echando una última mirada, desde el pantalán a su nueva joya.

Rafa cambia la raqueta por la gamuza

Conversando con el móvil, enviando wasaps y sin soltar la gamuza, Rafa fue el más activo limpiando. Llegó media hora después de que el catamarán amarrase y un equipo de cuatro personas emprendieran la labor de retirar todos los plásticos que envolvían las barandillas exteriores y los cristales, comenzando las tareas de limpieza.

A la labor se sumaron Rafa y Mery; también algunos primos, pero con más ganas de zarpar que de limpiar. Eso será otro día. Rafa ya está deseando hacerse a la mar y disfrutar a los mandos del Great White.