El español Rafael Nadal celebra su victoria ante el sudamericano Kevin Anderson en la final del US Open. | Efe

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Antes de la ceremonia de entrega del US Open, mientras los jugadores descansaban, se retransmitió por las pantallas un vídeo con el historial de títulos de Grand Slam de Rafael Nadal, que con este tercer Abierto de EEUU suma un total de 16, y que arrancó su primera sonrisa.

En declaraciones en la pista, antes de alzarse con la copa, el mallorquín felicitó a Anderson, que debutaba en la última ronda, por ser un «ejemplo para todos los niños» después de su logro al quedar finalista habiendo pasado por varias lesiones.

Asimismo, el mallorquín consideró una hazaña volverse a coronar en este Abierto debido a sus propias lesiones. Antes de competir, dijo que lo peor de que hubieran pasado cuatro años desde su segundo título era que ahora es «cuatro años más viejo».

«Es increíble lo que me ha pasado este año, y después de un par de años con lesiones y no jugando muy bien», explicó el tenista español, de 31 años, quien destacó haber estado jugando a un «alto nivel» desde Australia, donde quedó finalista.

Preguntado por su tío Toni Nadal, que le animó todo el partido junto a Carlos Moya pero que dejará de entrenarle la próxima temporada, el campeón aseguró que no podía «agradecerle lo suficiente» su apoyo desde que tenía 3 años. «Sin él no estaría jugando al tenis», zanjó el tenista, quien atribuyó a su tío la motivación y la fortaleza necesarias para superar «todos los problemas" en su carrera. «Es una de las personas más importantes de mi vida», sentenció.

Nadal dedicó palabras también a las víctimas de varios desastres naturales recientes, como el terremoto en México y el huracán Irma, para solidarizarse con su «sufrimiento» y ser «fuertes» ante fenómenos «imposibles de controlar». A los seguidores latinos del estadio les aseguró que hará «lo posible por seguir jugando muchos años más».

Además el mallorquín ha agradecido, a través de su cuenta de Twitter, el apoyo que ha recibido de sus seguidores.

Por su parte, Anderson se felicitó por haber disputado su primera final de un Grand Slam contra Nadal, a quien siente que ha «estado viendo toda la vida» a pesar de ser de la misma edad, 31 años.

Tras recibir el cheque de 3,7 millones de dólares que acarrea ganar el torneo, Nadal levantó la copa del Abierto y, sin faltar a la tradición, la mordió para celebrar el nuevo título que añade a su colección.