Uno de los puntos del partido de semifinales del Torneo de Montecarlo que enfrentó al manacorí Rafael Nadal al británico Andy Murray. | Youtube

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La tercera final española en el Masters 1.000 de Montecarlo quedó marcada hoy con las victorias de Rafael Nadal y David Ferrer, tras vencer al británico Andy Murray y al austríaco Jurgen Melzer, respectivamente.

Ferrer fue el primero en lograr plaza para la final al derrotar a Melzer por 6-3 y 6-2 en una hora y 19 minutos y lograr su segunda final de un torneo de esta categoría, después de Roma en 2010. Nadal se impuso a Murray, por 6-4, 2-6 y 6-1 en casi tres horas, en el partido más duro del torneo, cediendo por primera vez un set desde la final del 2009 contra el serbio Novak Djokovic.

Será la segunda final consecutiva en Montecarlo entre dos tenistas españoles. Nadal ganó su sexto título consecutivo el año pasado al derrotar a Fernando Verdasco. En 2002, Juan Carlos Ferrero hizo lo propio ante Carlos Moyá.

Murray decidió poco antes de saltar a la pista que se enfrentaría finalmente contra Nadal, porque su tradicional problema en el codo derecho le mantuvo en duda hasta el último momento. Probó antes en una pista secundaria y resolvió que estaba listo para jugar, y resistió luego para forzar al seis veces campeón en un gran duelo.

Había mucho en juego en el encuentro de hoy, porque Nadal debía demostrar que sigue siendo el rey, no solo en Montecarlo, donde perseguirá mañana un nuevo récord de siete títulos seguidos, y donde lleva ya 38 victorias en esta pista, por solo una derrota, si no por mostrar a Murray que frente a él no tiene complejos.

El escocés parecía hundido tras ceder el primer set pero no se entregó en el segundo, en el que también comenzó rompiendo el servicio del español, quizás su punto flaco en el encuentro de hoy, ya que lo cedió en seis ocasiones, aunque él fue capaz de sumar un robo más. Murray dio de si en ese parcial lo máximo que podía, pero se desgastó en exceso.

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El duelo fue bestial en cuanto a los intercambios con varios juegos que superaron los diez minutos de duración. Y ese trabajo lo notó más el escocés que tuvo que recurrir al fisio con 3-0 abajo en el tercer set. Nadal aplicó su rutina y sentenció finalmente, aunque llegará más cansado a la final que Ferrer.

David se mostró tenaz como siempre, y más resolutivo que Nadal y se presenta en la final con solo 17 juegos perdidos y ni un solo set cedido, pero sabe que el de Manacor lleva un apabullante 11-4 en sus enfrentamientos, aunque el último en cuartos de final del Abierto de Australia este año cayó de su lado, rompiendo una racha de siete derrotas seguidas.

«Estoy muy contento de estar en la final. Me da igual que sea Roma o Montecarlo, es un Masters 1.000. Lo hice en Roma y quería hacerlo aquí también», dijo Ferrer. «Tenía la esperanza de hacerlo bien en tierra esta temporada y estoy con la confianza a tope, me encuentro muy bien físicamente y también de tenis, y espero seguir así».

Ferrer, semifinalista en el Principado el pasado año, y ganador esta temporada en los torneos de Auckland y Acapulco, partía con cierto ánimo de venganza ante Melzer, pues en los dos últimos enfrentamientos, Roland Garros y París Bercy el año pasado, el austríaco le había superado.

El duelo no comenzó nada bien para Ferrer, que dejó que su rival dominase por 3-1, pero a partir de ahí el alicantino fue consolidándose en el fondo de la pista, para marcar él el ritmo del encuentro y ganar el primer set en 38 minutos.

Melzer, el primer austríaco en alcanzar esta ronda desde que Thomas Muster logró el título aquí hace 15 años, intentó todo, las famosas dejadas con las que alcanzó las semifinales de Roland Garros el pasado año, y variaciones múltiples en los intercambios. Todo infructuoso ante el rocoso juego del sexto jugador del mundo que solo cedió una vez su saque, a pesar de que Melzer dispuso de nueve ocasiones para romperlo.

Con las victorias de Ferrer y Nadal se cumple una máxima en el torneo monegasco. De nuevo habrá al menos un español en esta final, tal y como ha sucedido en los seis últimos años (Nadal) y en ocho de los nueve últimos (en 2004 no se cumplió esta premisa).