Javier Aguirre junto a su ayudante, el mallorquín Toni Amor. | Carlos Gil-Roig

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Javier Aguirre manifestó al final del encuentro el enorme orgullo que siente tanto por el trabajo de los futbolistas como también por el apoyo recibido por la afición. «No hay nada que reprochar al equipo, nada, hemos llegado a los penaltis, que es una moneda al aire, ante la Real salió cara y ahora ha sido cruz. Hay que agradecer a los jugadores y a la afición su trabajo, estoy orgulloso», manifestó el entrenador del Mallorca.

El técnico reconoce que en estos momentos no hay consuelo para el vestuario. «Hoy no hay consuelo, la familia nos arropará y nos animará, pero no podemos lamentarnos mucho tiempo porque esto sigue y tenemos al Real Madrid el sábado, hicimos una buena Copa y ahora hay que ver si hacemos un buen final de Liga». «Hoy les dejaré que lloren en el regazo de la familia, que asimilen la derrota, pero mañana los quiero bien. El lunes hay libre y después cuatro días para preparar el partido ante el Madrid y espero que estén a la altura de las circunstancias».

El entrenador destacó el enorme esfuerzo llevado a cabo por la afición. «Es un orgullo, no es fácil cruzar el agua, moverte, movilizarte, pagar un montón de dinero, llevo dos años y pico en el club pero estoy muy orgullos y muy agradecido por el amor y el apoyo incondicional recibido», dijo.

Respecto al desenlace final, Aguirre dijo: «El partido nos deja una sensación de crueldad, hicimos una bonita copa del Rey que no tuvo final feliz. Lo dimos todo y morimos en la orilla, pero estoy orgulloso» declaró. «El penalti es una suerte, te resbalas, tiras mal, ahí no hay nada que reprochar porque esta vez incluso ensayamos los penaltis».

«En estos momentos estoy centrado en la Liga, viene Madrid, voy a Sevilla y a Cádiz y no tengo tiempo para pensar en otra cosa que no sea la Liga, la permanencia y tratar de cerrar bien el año», declaró respecto a su posible renovación.