Nemanja Radonjic encara a Jesús Vázquez, futbolista del Valencia, durante el partido del pasado sábado en Mestalla. | JM FERNANDEZ

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Ahora sí, el Real Mallorca solo tiene ojos para la Copa del Rey. Mientras salía del terreno de juego de Mestalla, con un punto a la espalda y la sensación de estar preparado para todo, el equipo de Javier Aguirre activaba el interruptor que encendía los focos del estadio de La Cartuja, un escenario que entrará en el baúl de los recuerdos en el que buscará dentro de cinco días la segunda. Plantilla y cuerpo técnico, metidos de por obligación en esa agobiante dinámica de la subasta por la permanencia, ya pueden permitirse el lujo de guardar unos días las obligaciones en el cajón. Para disfrutar de lo conseguido en la competición paralela y para soñar. Con un título y con la gloria.

La espera, además de hacerse larga, también ha sido por momentos muy pesada. Desde que el Mallorca emitió el billete para jugar el sábado en Sevilla ha pasado más de un mes en el que el vestuario ha guardado silencio con respecto a la gran cita de los últimos veinte años. 41 días frenéticos para la afición y ciertos departamentos del club, pero planos desde el punto de vista deportivo.

«Saldremos con mucha intensidad y esperamos darle una alegría a nuestra gente», decía Aguirre desde las tripas de Mestalla para abrir el melón de la final de Copa. Estaba tan centrado en la Liga el mexicano que ni siquiera quiso valorar en su momento la clasificación del Athletic a la final, que se producía dos días después de la del Mallorca en el Reale Arena. «El mayor de mis respetos para toda esa gente que estará allí y que se ha buscado la vida para hacerlo. Lo menos que podemos hacer es devolverle el orgullo por ver a su equipo correr, pelear y luchar. Si además ganas, imagínate. Nos venimos todos nadando a Mallorca».

Pero aunque el grifo de la final se abría oficialmente cuando Ortiz Arias daba por acabado el partido contra el Valencia, el Mallorca ya había empezado a ensayar acerca de la que se avecina. Greif, por ejemplo, volvía a defender la portería del equipo en la Liga diez meses después para ir calentando los músculos antes de la gran final. En los otros dos que había que jugado, se lo comieron todo sus nervios y los malos resultados. Encajó seis goles y goles y el Mallorca sufrió dos derrotas. Nada que ver con la imagen que proyectó el sábado en Valencia.

Especializado en la Copa desde su llegada, Greif va a llegar en su mejor momento al partido de La Cartuja. Mantuvo la cerradura de la puerta cerrada con llave, dejó dos paradas espectaculares y siguió llenando el depósito de la autoestima para el día de su cumpleaños, porque el partid contra el Athletic coincide con el de su 27 aniversario. «En Liga no lo había puesto ni un minuto, es un chico que merece», decía Aguirre. «Cuando llegue estaba liquidado, estaba cojo, se iba a su país a infiltrarse, no hablaba ni una palabra de español y no sabíamos qué hacer con él. A base de todo tipo de terapia lo rescatamos. Habla castellano, hace bromas, es un portero en toda regla y merece jugar la final. Hoy me apetecía ponerlo porque necesitan área, moverse en dos tiempos, las distancias, aunque entrena muy bien, me apetecía ponerlo y jugó bien el sinvergüenza», argumentaba el mexicano, que ha tenido en el eslovaco a un seguro en la Copa del Rey. Ahí está huella que dejó en el Reale Arena y sus penaltis parados a Brais Méndez y Oyarzabal.

Aunque si Greif y la firmeza defensiva —solo Lamine Yamal le ha marcado en las últimas cuatro jornadas— empujan esa ola optimista a la que se ha subido el mallorquinismo en los días previos a la final, también es verdad que el equipo no va a llegar del todo afilado al cara a cara frente al Athletic. Más que nada, porque Muriqi y Larin llevan más de dos meses sin encontrar el centro de la diana y porque los únicos que han visto puerta últimamente son defensas. En Sevilla, en el partido de sus vidas, tendrán la prueba definitiva.

El apunte

La gran duda de Omar Mascarell

El Mallorca destapa la semana de la final con la enfermería casi despejada, aunque la presencia de Omar Mascarell en el partido contra el Athletic parece complicada. El centrocampista tinerfeño, que también atravesaba por su mejor momento desde que aterrizó en el club, tuvo que retirarse en el primer tiempo del partido contra el Valencia y sus gestos posteriores en el banquillo no anunciaban nada bueno de cara al duelo del sábado en La Cartuja. La plantilla volverá a trabajar este martes en Son Bibiloni y el viernes se desplazará hacia Sevilla para su gran cita.