Imagen del encuentro disputado entre el Barcelona y el Mallorca. | Carlos Gil-Roig

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El Real Mallorca llega al momento clave de la temporada. Esos diez partidos donde todos los objetivos se definen tal y como recordaba constantemente Luis Aragonés. Sin embargo, el escenario de la presente campaña es especial y entre lo que resta de febrero y parte de marzo, el equipo bermellón puede dar carpetazo a un curso plagado de emociones. La filosofía de Simeone es a ir partido a partido, pero el Mallorca ahora va de final en final.

La primera de ellas es la del próximo sábado en Son Moix ante el Granada. Uno de los rivales directos en la lucha por la permanencia y que de superarle, el once de Aguirre dará un paso de gigante en su doble aspiración de atar la salvación y a su vez llegar con la calma necesaria a las inmediaciones de la fecha en al que disputará la final de la Copa del Rey. Porque el encuentro en la Cartuja de Sevilla de este próximo 6 de marzo es tan importante para la historia del club como emotivo, pero no te garantiza la permanencia.

Seguir en Primera es el ‘otro’ trofeo del curso y este sí que no se puede escapar. Al partido ante el Granada llegarán dos muy complejos contra Valencia y Real Madrid. En Mestalla jugará el viernes anterior a la final mientras que contra el Madrid será el primer encuentro después de medirse al Athletic.

Dos partidos excesivamente cercanos en el tiempo con la final en la capital andaluza y por lo tanto con un componente especial que hará difícil que la concentración pueda mantenerse. Sin embargo, posteriormente a jugar contra el equipo blanco los de Aguirre se medirán consecutivamente y fuera de palma a Sevilla y Cádiz, otros dos rivales metidos en plena lucha por tomar impulso.

Los de Sánchez Flores lo están consiguiendo, mientras que el Cádiz, que no gana casi nunca, lo hizo el pasado sábado ante el Atlético rearmando su moral. Lo positivo ahora es la reacción del equipo en este momento y las prestaciones que ofrecen futbolistas como Darder y Morlanes, que con el sistema de 5-3-2 permiten al Mallorca disponer de más balón y a su vez generar más oportunidades.
En defensa sigue siendo un equipo fiable, pero le falta dar ese paso adelante y tener más llegada y a su vez más protagonismo en el área rival.

Una combinación que no se le ha dado bien al equipo esta temporada, pero que con el paso del curso está masticando más y mejor el nuevo plan que en según qué partidos pone en funcionamiento el mexicano. La temporada avanza y la puntuación en Primera hace pensar que el desenlace puede avanzarse en el tiempo. El Mallorca entra en esa Liga de Luis Aragonés, donde los objetivos se terminan de atar. Y este año hay un doble reto: la permanencia y la Copa.