El delantero canadiense del Mallorca Cyle Larin controla un balón en el partido de ida de las semifinales de la Copa del Rey. | Jordi Vila

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La Real Sociedad otra vez. Ahora en Liga. Esta tarde a las 18:30 horas el conjunto de Imanol Alguacil vuelve a Son Moix para enfrentarse al Real Mallorca en la jornada 25 de Liga. El choque se sitúa entre la ida y la vuelta de la semifinal de Copa en lo que es un ensayo general de cara al choque que el 27 de febrero definirá qué equipo de los dos se mete en la final del torneo del KO.
Pero eso será otra historia. Esta tarde hay en juego tres puntos fundamentales para ambos. Muy importantes. La Real busca abordar posiciones europeas mientras que los bermellones quieren seguir dando pasos adelante en su intención de abrir más tierra de por medio y alejarse de los puestos de descenso. A partir de ahí el fin siempre justifica los medios en el esquema de Aguirre, que de nuevo tiene a Muriqi disponible y por lo tanto la posibilidad de volver a hacer lo que más le gusta: juego directo, balones al kosovar y evitar todos los pases posibles en el campo propio.

El delantero volvió a marcar ante el Rayo y posiblemente hoy será de la partida en el once junto a Larin, que regresa también superado el partido de sanción. La necesidad de sumar puntos sigue siendo elevada porque todavía no hay nada resuelto y dejar de hacerlo una semana te deja a merced de lo que puedan hacer los más inmediatos rivales.

La final de Copa todavía queda algo lejos y además el Mallorca ha tenido una semana completa para poder preparar el partido de esta tarde. La Real ha estado metida en líos de Champions, asuntos que suelen ser muy bonitos en la primera fase, pero que suelen complicarse cuando ya te metes en octavos y aparece el PSG para despertarte del sueño y te baja de golpe a la realidad. Y esta es muy cruda porque normalmente el golpe llega en seco y destapa carencias, complejos y tensiones.

Alguacil mostró disconformidad con la actitud de uno de sus futbolitas tras el partido, algo inusual en tiempos de felicidad. El Mallorca por lo tanto se enfrentará ante un rival más cansado, con la cabeza distraida y con ciertas urgencias anímicas. Posiblemente sea el mejor momento para enfrentarse a una equipo que en el campeonato doméstico está siendo brillante.

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El choque de Copa en su primera entrega dejó esa sensación de ser un equipo que juega muy al límite ayudado por la permisividad de los colegiados. Sin llegar al nivel del Getafe, lo cierto es que sabe perder mucho tiempo cuando hay que hacerlo y tira de oficio cuando el encuentro lo necesita. El Mallorca aprendió la lección y en este sentido hay que tratar de anular esas situaciones. Aunque eso depende en gran medida del colegiado, que en esta ocasión vuelve a ser Pablo González Fuertes (Comité Asturiano). Malo donde los haya. Amigo de ayudar a los grandes y pésimo siempre contra el Mallorca. Otro palo.

El Mallorca, sin embargo, tiene claro que es uno con Muriqi en el campo y otro sin el kosovar y hoy todo hace indicar que saldrá de inicio y por lo tanto las cartas están bastante marcadas. No hay mucho de lo que discutir. Cinco hombres atrás salvaguardando a Rajovic y el primero que pueda, balón largo y a correr. Suele dar resultado en ocasiones. Otras no. Pero es la apuesta de Aguirre.

El técnico mexicano recupera a Valjent y seguramente contará con él como uno de los tres centrales junto a Raíllo y Nastasic. Gio y Jaume Costa se situarán en los laterales mientras que en la sala de máquinas se instalarán Samú Costa, Dani Rodríguez y Antonio Sánchez. Delante dos hombres como Larin y Muriqi. Todo lo que no sea eso será un sorpresa.

La Real está en cuadro y suma siete bajas: Álvaro Odriozola, Aihen Muñoz, Aritz Elustondo, Carlos Fernández, Mikel Oyarzabal, Sheraldo Becker y Kieran Tierney. Es momento para meterles mano.