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Por fin, casi a mediados de diciembre y en el décimosexto capítulo del campeonato, el Mallorca rompió la maldición que le perseguía en Son Moix para enganchar su segunda victoria del curso y coger algo de aire. El gol de Cyle Larin, que también acabó con su sequía y le quitó el precinto a su cuenta goleadora, y las paradas de Rajkovic -realizó cuatro intervenciones de mérito el internacional serbio- sostuvieron a un Mallorca que se limitó a achicar agua durante toda la noche.

Un gol anulado al Sevilla a instancias del VAR, tras un roce del balón en el codo de En-Nesyri después de un chut de Pedrosa, provocó que Son Moix pudiera respirar y festejar por primera vez la victoria después de seis empates consecutivos en casa. El partido resultó un sufrimiento para los más de 16.000 aficionados que se acercaron al Estadi. Rajkovic apagó todos los incendios y sus compañeros de zaga supieron frenar el ímpetu de un Sevilla que confirmó estar atravesando uno de los peores momentos de su historia reciente.

El triunfo debe servir para levantar el ánimo y recuperar parte de la confianza perdida después de cuatro meses de competición con más dudas que alegrías. La propuesta de Javier Aguirre no es la más divertida, aunque también es cierto que pudo haber cerrado el encuentro a los ochenta minutos si Antonio Sánchez no perdona un mano a mano. Rajkovic y Larin sacaron al Mallorca del agujero.