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Decía Javier Aguirre en las vísperas que su futuro no dependía del resultado ante el Cádiz. Quizás tenga razón. Pero la sensación que deja este Mallorca tras el empate de ayer es que costará mucho salir del agujero negro en el está inmerso. Incapaz de ganar a un rival que se presentaba en Son Moix con una de las peores rachas de su historia reciente, el grupo de Javier Aguirre deberá mejorar de forma considerable para poner rumbo a la tranquilidad. El partido estuvo tan cargado de emoción como escaso de fútbol. Una falta magistral de Alcaraz y un cabezazo académico de Abdón. No hubo nada más en los noventa minutos. Bueno y un disparo de Llabrés que despejó David Gil en el descuento que hubiera supuesto el final soñado.

Abdón está tocado con una varita. Mientras Vedat Muriqi se recupere y Cyle Larin salga del limbo (ningún gol en más de 525 minutos), el artanenc sigue respondiendo con goles y celebró su renovación con su quinto tanto del campeonato. Ya es el máximo goleador del equipo y la principal referencia ofensiva de un equipo que sigue sin alzar los brazos en casa.

El punto eleva a la máxima potencia la importancia del encuentro del próximo domingo, también en Son Moix, ante el Alavés. Porque salir de este Tourmalet por la permanencia sin un triunfo sí que encendería todas las luces de alarma. Aunque para Javier Aguirre su futuro no esté en juego...