Imagen de los jugadores abrazados antes del partido disputado en el Reale Arena. | Jose Ignacio Unanue

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Son Moix albergará hoy uno de los encuentros con más pinta de batalla que de partido de fútbol. El estadio bermellón será el escenario del combate entre Mallorca y Getafe (18:30 horas, Movistar TV), dos equipos duros, difíciles de batir, crecidos a imagen y semejanza de su entrenadores y que entienden este deporte como un ejercicio de supervivencia. El Getafe con los soldados de Bordalás y el Mallorca con los de Aguirre. Entrenadores que entienden el fútbol desde la simplicidad de no perder mucho el tiempo en el centro del campo, sacar el máximo rendimiento al balón parado y evitar perder mucho el tiempo en el campo rival. Ni uno ni otro quieren la pelota y cuando esto no sucede hay que prepararse para partidos de difícil digestión.

A priori no será un encuentro de ensueño. Mallorca y el Getafe son los dos equipos que más faltas comenten de las cinco ligas continentales. Los hombres de José Bordalás acumulan en diez jornadas 183 infracciones por las 172 de los de Javier Aguirre. Ambos lideran el ránking europeo y completan la lista de los diez más contundentes.

Los dos entrenadores tiene clara su idea de juego y por encima de todo el fin justifica los medios. Tratan de conseguir que el vestuario crea en su hoja de ruta y a partir de ahí seducir a sus aficiones. En el caso del Getafe, Bordalás apuesta por el ‘todos contra nosotros’ para unificar fuerzas y salir a morder. Es amante de ese fútbol de rayos y truenos, de faltas e interrupciones de ir ganando tiempo al tiempo. Si el equipo adopta el estilo del entrenador es imabatible, pero generar una patrón que funcione es difícil de conseguir y muy fácil de deshacer. Aguirre por ejemplo logró dar con la tecla la pasada temporada, pero por el momento ahora no está consiguiendo que la idea que tiene en su cabeza se plasme en el campo.

Bordalás por ahí sí tiene algo de trabajo avanzado, pero solo cuenta con tres puntos más que los baleares. Deportivamente Aguirre vuelve a recuperar para la causa a Antonio Raíllo, que regresa mucho antes de lo previsto, aunque no está para noventa minutos. Al igual que Maffeo. En el caso del Cordobés su sola presencia es ya de por sí un factor motivacional especial por todo lo que representa el capitán en el vestuario. Si juega es porque ya está perfectamente recuperado, aunque el partido dirá si es o no necesaria su participación.

En el caso de Pablo, tal vez también espere el entrenador a conocer si es o no necesaria su participación dependiendo de las necesidades del encuentro. La única baja es la de Sergi Darder, un hombre que con el sistema de 4-4-2 es fundamental en la zona ancha del campo porque es quien abre las luces del fútbol en la creación.

Pero al no estar Sergi no queda más remedio que tirar de más fuerza y ser verticales. Traducido: balones a Muriqi ya que por el momento quien no es fiable es Larin. Resta por ver si hoy será o no titular y si Aguirre contará de nuevo o no con Abdón. De momento la decisión la marcan los millones que costó el canadiense porque a nivel de rendimiento de un jugador y otro no hay color y Prats está hoy por hoy por encima del millonario fichaje de verano.

La victoria es innegociable para un Mallorca que tiene solo una en su casillero y que todavía no se ha estrenado en casa con una victoria. Hoy toca sí o sí. Ganar o ganar como decía Aragonés. El empate no sirve y la derrota es llamar directamente a la puertas de la depresión. Los números de descenso solo empezarán a cambiar con victorias. Ya no cuentan ni las buenas sensaciones ni las excusas de árbitros.
El partido de hoy está marcado en rojo no solo por el rival, sobre todo por la necesidad de saber que es posible ganar partidos. Las distancias todavía son cortas y por lo tanto hay tiempo para abrazar la zona tranquila. Pero hay que hacerlo ya. Por lo civil o lo criminal, como diría Luis. O jugando como el Getafe.