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El fútbol es un deporte tan especial que un milímetro puede decidirlo todo. Sucedió en Balaídos, donde el Celta y la hinchada festejaron un remate de Bamba -tras un error grosero de Valjent- que el árbitro dio gol... hasta que la revisión del VAR demostró que la circunferencia del balón no había rebasado la línea en su totalidad. Minutos más tarde, un centro de Samú Costa desde la izquierda, una peinada de Dani Rodríguez y la puntera de Muriqi se juntaron para alterar el destino y encender la llama de la primera victoria del curso que acalla a los agoreros.

El Mallorca volvió a fiar toda su suerte a la pócima de la pasada temporada: el muro de Rajkovic y la pegada de Muriqi. El portero serbio regresó de nuevo a todas las portadas con sus intervenciones decisivas y el kosovar decidió el duelo con otro gol de oro. El fútbol también premió la valentía de Javier Aguirre (metió a Larin y Amath) en el tramo final, aunque hasta entonces el equipo balear apenas había mostrado las uñas. Más músculo que imaginación.

El triunfo debe servir para recuperar sensaciones, aunque todavía existen muchas incógnitas por despejar. Por ejemplo, el papel de Sergi Darder. El artanenc es, de momento, un mero objeto decorativo...