El delantero senegalés del Mallorca, Amath Ndiaye (i), celebra con sus compañeros el gol anotado el curso pasado en Balaídos. | Salvador Sas

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El Real Mallorca lleva casi cinco meses naturales sin ganar lejos de Palma. La última vez que lo hizo fue en Balaídos, el estadio que visitará el próximo sábado, y lo hizo un 17 de abril. Ganó por la mínima gracias a un gol de Amath rompiendo de esa forma con una racha mala de resultados que le habían llevado a encadenar seis partidos sin ganar contabilizando tres empates y tres derrotas.

El conjunto de Aguirre llegaba a Balaídos necesitado y logró un triunfo reparador y que fue el último lejos de Ciutat. Esa pasada temporada no volvería a puntuar fuera. Perdió en el Metropolitano, en Girona y también en Almería y en el Camp Nou. Esta temporada todavía no ha logrado ningún triunfo como visitante ya que ha empatado en Las Palmas y caído en Granada. Eso son los números, la siempre fría estadística. Pero lo cierto es que el once de Javier Aguirre llega de nuevo con ciertas urgencias, pese a que solo se han disputado cuatro jornadas de Liga.

El hecho de no ganar y estar bordeando la zona de descenso siempre es una situación delicada. Dos puntos sobre doce indica que algo no funciona como debería en este arranque de curso y más pronto que tarde es necesario revertir la situación.

Balaídos no es precisamente un estadio fácil para los mallorquinistas. De las veinte visitas en la máxima categoría ha sumado tres triunfos, cinco empates y doce derrotas. No es por lo tanto un campo propicio para sumar, pese a que la pasada campaña sí consiguió hacerlo.

Sin embargo, los problemas por arranques dudosos no son solo propiedad del Mallorca, el Celta, sin ir más lejos, no ha conseguido ningún gol todavía en su casa. No marcó ante Osasuna y tampoco contra el Madrid, mientras que lejos de su estadio empató ante la Real y venció en su visita a Almería. El Mallorca daría por bueno no venir de vacío y aunque el paso fuera muy corto, lo cierto es que tal y como están las cosas no perder fuera de casa siempre es positivo. Entrenadores como por ejemplo Luis Aragonés en según qué fases de la temporada entendía que un empate era casi como una derrota.

Sin embargo, Aguirre valora mucho más el ir punto a punto y de lo que se trata es de no perder lo que se empieza a ganar en el minuto uno. Cualquier posibilidad de victoria pasa por dar solidez a la defensa y aprovechar salidas rápidas y errores del rival.

En Balaídos, como ha sucedido casi siempre, el balón y el protagonismo del encuentro será para el rival y a partir de ahí a esperar tiempos mejores durante los noventa minutos. El calendario sumamente complicado que le toca afrontar con dos salidas consecutivas a Vigo y Girona hacen que se tenga que valorar de forma importante no venir de vació a la espera de que pueda sonar la campana ante el Barcelona el próximo día 26 en Son Moix.

Será a partir de hoy cuando el técnico disponga de toda su plantilla para ultimar los detalles de un partido marcado en rojo para el mexicano y sus futbolista. En la última visita la moneda salió cara. Este sábado la victoria sería balsámica.