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Al Mallorca le ha pillado el inicio de la temporada con el pie cambiado. Transmite una sensación de desorden importante y afronta los partidos con la sensación de no saber qué hacer. Si defender y salir a la contra; si asumir el control del campo y del balón; si tirarse a la yugular de su rival y lanzarse al ataque sin paracaídas... Con Darder recién aterrizado, Larin falto de forma, Muriqi en un túnel y Rajkovic dubitativo, el panorama no invita precisamente al optimismo: dos puntos sobre 12 posibles, cuatro jornadas sin festejar un triunfo y un parón a la vista...

El grupo balear se adentra en el primer paréntesis del curso con muchos temas en la carpeta de asuntos pendientes y la sensación de que Javier Aguirre debe sentarse consigo mismo y reflexionar. Resetear el proyecto. Analizar qué jugadores tiene en el vestuario y qué estilo de juego quiere plantear.

El caso de Darder es una de las incógnitas por resolver. El artanenc debe ser la referencia de este Mallorca. Y de momento no ha encontrado su sitio. Encendió la luz en Las Palmas en su primera aparición, pero después no ha podido asumir esos galones que, por calidad y peso dentro de la caseta, debe coger. En esta semana de parón, Javier Aguirre tiene la oportunidad de volver a poner el contador a cero. Es cierto que la mejor temporada de su historia (2000-01)el equipo arrancó peor. Pero entonces irrumpieron Luque, Etoo y en el banquillo estaba Aragonés...