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Montilivi asistió a un duelo entre dos estilos. Un choque entre la alegría y el desparpajo del Girona y el orden y la capacidad para competir del Mallorca. El grupo de Aguirre falló por su lado más fuerte (Costa y Dani Rodríguez pecaron de blandos ante dos moles como Bernardo y Taty) al final de cada tiempo y las huestes de Míchel demostraron la voracidad de un recién ascendido que ya está salvado con creces y que divisa la posibilidad de abrir la puerta de Europa. Esas ganas de triunfo, esa reacción a lo grande después de sentir en sus carnes el rejón de Muriqi, le empujaron hacia la victoria.

El Mallorca compareció con el ideario habitual. Dejar la iniciativa al rival y explotar los espacios. En el primer tiempo dominó el Girona, pero la ocasión más clara la firmó Antonio Sánchez (cumplía 100 partidos vestido de rojo) con un disparo al palo. En el segundo acto, tras encajar el primer golpe en la última acción del primer tiempo, la coctelera se agitó y en el intercambio de golpes perdió el Mallorca... aunque la moneda podía haber salido cara si el colegiado no anula un tanto a Muriqi por un fuera de juego que tardó tres minutos en ser revisado y pita falta del Taty -entra en plan arrollado, pero Dani Rodríguez ni siquiera salta- en el 2-1. La ventaja es de siete puntos y quedan cinco jornadas. Parece suficiente. La fiesta de la salvación está fijada para el viernes día 12 en Son Moix ante el Cádiz.