Una de las formaciones del Real Mallorca en la presente temporada.

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El tiempo pasa muy rápido. Demasiado. Mientras el 29 de abril de 1998 el Mallorca jugaba en Valencia contra el Barcelona por el título de Copa de esa temporada, muchos de los actuales integrantes de la primera plantilla del equipo bermellón no habían nacido o eran niños.

Pese a que en el recuerdo de los malloquinistas parece que esa final fue ayer mismo, lo cierto es que hace ya 25 años de ese legendario encuentro y esto hace que echar la mirada atrás sea un ejercicio de emoción y por momentos de asombro.

Los jugadores que ahora son ídolos de la afición desconocían que en un futuro serían ellos quienes vestirían esa camiseta, celebrarían ascensos y se convertirían en los descendientes de esa gran quinta de jugadores que dejaron su huella en la historia de la entidad.

Un repaso a las edades de los principales jugadores actuales es un ejercicio de retrospectiva que da a entender el fugaz paso del tiempo y cómo las temporadas en fútbol tienen una duración relativa.

El máximo goleador del Mallorca, Vedat Muriqi tenía solo 4 años cuando en Mestalla se libraba una batalla épica. Otro de los futbolistas ‘top’ en la actualidad, Kang In Lee todavía no había nacido ya que lo hizo en 2001, tres años después de esa final histórica. Baba contaba con dos años mientras que Copete todavía tardaría un poco en nacer ya que lo haría en 1999. También era un niño Martín Valjent, que tenía 3 años, mientras que su compañero en defensa, Pablo Maffeo, solo contaba con uno, al igual que el portero Greif. El guardameta titular, Rajkovic, tenía tres años y todavía le quedaba muy lejos el larguero. Con el biberón y el chupete estaba todavía Antonio Sánchez, que contaba con un año mientras que el central Dennis Hadzikadunic nació justo en 1998, concretamente en julio, apenas dos meses y algunos días después de que el Mallorca se proclamara subcampeón de Copa ese año. Los más ‘mayores’ eran Dani Rodríguez, que contaba con diez años, al igual que Jaume Costa. Abdón, por su parte tenía seis, al igual que Grenier. Todos ellos eran niños que desconocían que en sus vidas se cruzaría la experiencia de vestir la camiseta del Mallorca y tomar el relevo de esa legendaria plantilla.