Vedat Muriqi, delantero del Mallorca, en la ciudad deportiva Antonio Asensio. | Pilar Pellicer

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Vedat Muriqi es el primer jugador de Kosovo que ha pasado por LaLiga. «Antes de mí estuvo Valdet Rama, en el Valladolid, pero él tenía ascendencia alemana y jugaba con Albania», matiza el Pirata. El delantero del Mallorca es un enamorado de su país, una pequeña república balcánica sin salida al mar que se independizó de Serbia en 2008 y que ocho años después pasó a ser miembro oficial de la FIFA y la UEFA. «He visto que ahora hay mallorquinistas que viajan allí», cuenta con orgullo. «Es un honor y es muy bueno para nosotros. Es un sitio pequeño, muy bonito y con mucha historia que tras la guerra se ha estado reconstruyendo», cuenta con cierta nostalgia desde la distancia.

—Hablemos de usted. ¿Cómo fue su infancia en Kosovo?
—Fueron días que no debería vivir nadie, ya no solo un niño, sino ningún humano. Hubo cosas muy malas. Tuvimos que escaparnos de nuestra propia casa para vivir cincuenta personas en una misma habitación durante meses. Fue raro y cuando ahora veo que hay países en guerra me parece fatal, porque la gente sufre mucho. Mi infancia empezó así. Luego, cuando tenía seis años, murió mi padre y tenía que sobrevivir. Dejé el cole y empecé a trabajar. Tuve que decidir: o colegio o fútbol. Y como me gustaba mucho el fútbol dejé el cole. Mi madre estaba preocupadísima, porque fue una decisión muy arriesgada. Siempre digo que he tenido mucha suerte para llegar hasta aquí, porque era casi imposible llegar a ser futbolista para alguien de Kosovo. Pero dos amigos míos, uno que está en el Nápoles (Amir Rrahmani) y otro en el Galatasaray (Milot Rashica), y yo tuvimos la suerte de hacerlo. He trabajado mucho, pero necesitaba tener mucha suerte y la he tenido.

—Empezó pronto a trabajar.
—En el restaurante de mi tío. Empecé limpiando vasos a los ocho años y a los diez ya era camarero, porque era muy alto y con 16 años ya tenía barba. Trabajaba y jugaba al fútbol. Hasta que un día me llegó una oferta desde Albania y pude dedicarme solo a jugar. Fueron dos años y luego fui a probar a un club turco donde las cosas me salieron bien. Ahí empezó Muriqi.

—¿Le molesta que el gobierno de España no reconozca a Kosovo?
—Mucho, me molesta mucho porque eso significa que no puedan venir aquí mi familia o mis amigos. Hay que sacar un visado desde Macedonia, pero resulta que los visados son solo para los macedonios. Yo mismo tuve muchos problemas con el permiso de residencia y llegué a un punto en el que dije: voy a hablar con el club y me voy. Al final se pudo arreglar. Tampoco me gusta que no nos reconozca LaLiga. Una cosa es la política y otra, el deporte. Luego se habla mucho del ‘Not to racism’, pero esto es racismo. El deporte debería servir para unir a la gente, no para separarla.

En corto:

—¿Qué deseo le gustaría cumplir con su selección?
Me gustaría jugar una Eurocopa o un Mundial con Kosovo. (Hasta la categoría sub'21 jugaba con Albania).

—¿Qué compañero del Mallorca cree que podría jugar en la selección española?
Galarreta, muy fácil.

—¿Por qué le llaman el Pirata?
En el Fenerbahce me llamaban el Caníbal, pero al llegar a Roma el director deportivo de la Lazio me dijo que no le gustaba y que sería el Pirata.

—¿Una comida?
Qebapa (un alimento típico de los Balcanes elaborado con carne picada).

—¿Una bebida?
—Agua.

—¿Un lugar de Mallorca?
—Mi casa (risas). Este verano quiero visitar algunos sitios.

—¿Un deporte al margen del fútbol?
—El tenis.

—¿Un club aparte del Mallorca?
—Fenerbahce.

—¿Un ídolo?
—No tenía, pero me gusta mucho, por su estilo, Zlatan Ibrahimovic.

—¿A quién le gustaría conocer?
—A Rafa Nadal. Ojalá algún día me lleven (risas).

—De no haber sido futbolistas,¿qué sería?
—Seguramente camarero. Me habría gustado trabajar en una oficina.

—¿Un deseo?
—Que haya paz en el mundo. Que vivamos bien y tranquilos. Al final, todos nos vamos a morir.