Manu Morlanes, último futbolista en llegar al Mallorca desde el Villarreal, durante el partido contra el Sevilla del pasado fin de semana en el Sánchez Pizjuán. | @RCD_Mallorca

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El paso del tiempo lo cura casi todo y en los alrededores del Camí dels Reis ha convertido al Villarreal, el próximo equipo que desfilará por Son Moix (sábado, 18.30 horas), en otro aliado del Real Mallorca. La entidad bermellona y la amarilla, enfrentadas a mediados de 2010 por una denuncia ante la UEFA, han ido estrechando sus vínculos en las últimas temporadas gracias, en parte, al ajetreo del mercado. Un acercamiento al que también ha contribuido de manera notable la llegada de Pablo Ortells. Después de trabajar casi veinte años en las entrañas del club de La Cerámica, el castellonense lleva los últimos tres ejerciendo como el arquitecto deportivo de un proyecto que también cuenta al frente de su secretaría técnica con Sergio Moya, ojeador del submarino durante más de tres lustros.

La última muestra de ese flujo de profesionales entre Mallorca y Villarreal es el fichaje de Manu Morlanes, que recaló hace unas semanas en el vestuario de Javier Aguirre gracias a un acuerdo de cesión con perspectivas de futuro. El centrocampista aragonés ya ha sumado sus primeros minutos como bermellón y ayudará en estos próximos meses a asfaltar la carretera de la permanencia, aunque la idea del club es que cubra a partir del curso que viene la más que previsible salida de Iñigo Ruiz de Galarreta.

Morlanes no es el único jugador con pasado amarillo que se ha sumado al Mallorca esta temporada. En verano, la primera pieza del puzle actual la ponía una de las revelaciones del equipo, José Manuel Arias Copete. El defensa andaluz llegaba procedente de la Ponferradina, pero también pasó por las categorías inferiores del club groguet. Concretamente, por su filial.

La temporada pasada el Mallorca también argumentó sus planes con jugadores del Villarreal. Y en ese sentido, una de sus mejores apuestas la hizo por Jaume Costa. El valenciano, el octavo futbolista que más partidos ha jugado en la historia de los amarillos —solo le superan Trigueros, Bruno Soriano, Mario Gaspar, Senna, Cazorla, Cani y Arruabarrena—, es un elemento clave en la pizarra de Aguirre, uno de los capitanes de la plantilla y uno de los futbolistas que mejor conexión tienen con la grada. Acaba contrato el próximo 30 de junio y la idea es que continúe al menos otra temporada. Además del lateral zurdo, en 2021 también llegó Fer Niño. Sin embargo, a él no le fueron tan bien las cosas. Pese a disponer de la tarjeta de presentación de su padre, que formó parte del mejor Mallorca de la historia, el delantero dejó una imagen decepcionante y regresó a Villarreal cuando terminó la campaña, después de marcar solo dos goles.

Volviendo un poco más la mirada, el primer gran movimiento de Ortells luego de aterrizar en Son Moix fue para tapar la traumática salida de Vicente Moreno. Lo consiguió con el fichaje de Luis García Plaza, que de igual manera había pasado por el Villarreal en dos etapas distintas. Primero para dirigir al filial y años más tarde al primer equipo.

En la plantilla actual del Villarreal también hay un jugador con pasado en la isla, aunque pertenece a otra época. Se trata de Gerard Moreno, que jugó cedido en el Mallorca en Segunda la temporada 2013-14. El delantero catalán fue incorporado en su momento por Serra Ferrer, que tras el descenso fue quien empezó a limar asperezas con los castellonenses gracias a los traspasos de Pina y Gio dos Santos.