Los jugadores del Mallorca, durante un entrenamiento esta semana. | Jaume Morey

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El nuevo Real Mallorca entra en escena este sábado (14:00 horas, Movistar TV) ante un Girona trastocado por la dolencia cardiaca de Stuani y que le mantendrá un mes de baja como mínimo. El estadio de Son Moix puede asistir al estreno de los recién llegados, Tino Kadewere y Matija Nastasic, aunque resta por ver si entrarán o no en la lista final de Aguirre porque por asuntos burocráticos pueden no completar la convocatoria. En el cómputo general los once jugadores que salten al campo serán los mismos que los últimos encuentros, pero con el mercado cerrado da la sensación de que empieza una Liga nueva. Y lo hace a una hora pésima para el fútbol en verano y especialmente en Mallorca. Javier Aguirre no quiere hablar de persecución, pero resulta evidente que LaLiga no es equitativa en este sentido. Ya no es solo por el hecho de anclar el partido en esa franca horaria que a nadie le gusta, es sencillamente porque se falta al sentido más común: es verano y hace calor para todos menos para los que fijan los horarios. Pero es una guerra perdida.     

Esta temporada el conjunto de Aguirre empató en Bilbao, perdió en Son Moix frente al Betis y ganó a domicilio en Vallecas. Resta estrenarse en casa frente a un Girona que por el momento ha perdido ante Valencia y Celta por la mínima y superó al Getafe por tres a uno. El equipo catalán llegará con el golpe que supone perder a un jugador de la talla de Stuani con todo lo que ello representa en le campo y por sufrir una dolencia que siempre inquieta como una arritmia, aunque afortunadamente es leve y con poco tiempo se solucionará. Sin embargo, no estará en Son Moix. En el Mallorca faltarán Ángel y Amath, pero el resto de soldados estarán a disposición de Aguirre, incluido Iñigo Ruiz de Galarreta, que ya tuvo minutos en Vallecas y cuya recuperación es un hecho.

Tal vez desde el minuto cero puede que el partido le quede largo, pero es una garantía poder contar con él bien para un primer tiempo o para minutos durante el segundo. Seguro que Javier Aguirre y Toni Amor sabrán cuál es la mejor manera de administrar el fondo físico del que pueda disponer. El mexicano sabe que la clave ahora es que el equipo tenga posibilidad de jugar más la pelota, de que se encuentre más cómodo con el balón en su poder y que igual que mejora sin el esférico en su poder, ahora también necesita dar un paso adelante a la hora de sentirse cómodo en las inmediaciones del área visitante. Ayuda el nuevo rol que asume Kang In Lee, desquitado de todos los complejos del curso pasado y mucho más decisivo en zona atacante. Aportará mucho si tiene minutos Tino Kadewere con su velocidad y capacidad de desnivelar y a partir de ahí se debe fiar gran parte de esa capacidad de generar peligro a la cabeza de Vedat Muriqi, un hombre que es capaz rematar prácticamente lo que le echen.

El valor del triunfo

El objetivo a largo plazo de asegurar la categoría todos los puntos de esta primera fase del curso son vitales, pero más ante conjuntos que previsiblemente también tienen que estar ahí abajo luchando con los bermellones para intentar salir del pozo de la tabla. Ganar supondría mirar hacia arriba. Es pronto, falta un mundo, pero acomodarse en el vagón medio-alto siempre supone una inyección de moral y un golpe para la confianza. El conjunto dirigido por Michel Sánchez tiene gusto por el buen fútbol, toca el balón, no se esconde y es valiente y este tratado de intenciones suele aplicarlo tanto dentro como fuera de casa.

Pero se encontrará aquí con una afición, la mallorquinista, que está entusiasmada con su equipo. Las obras de mejora del estadio influyen también en ese estado de ánimo alto. La inercia en todos los sentidos es muy positiva y ahora es momento de aprovechar esas buenas sensaciones para atar los tres puntos. Ganar será la mejor prueba de que esa progresión en el juego que desarrolla el equipo es realmente efectiva. Pitará el colegiado Isidro Díaz de Mera.