Aguirre ha sido uno de los mejores entrenadores de Osasuna.

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El primer contacto de Javier Aguirre con el Real Mallorca se remonta al 31 de agosto de 1986. Ese día se disputaba la primer jornada de Liga y el mexicano había fichado por Osasuna tras el Mundial de su país. Comenzó el encuentro en el banquillo y debutó en el minuto 73 sustituyendo a Rípodas. El partido, disputado en el estadio El Sadar, concluyó sin goles.

En este equipo jugaba Iñaki Ibáñez, actual delegado del Club Atlético Osasuna. «Aguirre fue el segundo extranjero del club después de Pedersen. Como tenía familia en la zona del País Vasco y ya conocía el carácter del norte no le costó nada integrarse en el grupo.    La mala suerte hizo que estuviera poco tiempo con nosotros, pero demostró ser un jugador de mucha brega y con buena técnica».

Iñaki Ibáñez.

Ibáñez, que jugó en el club navarro entre 1983 y 1996 con un paréntesis entre 1992 y 1994 donde militó en el Valencia, ya vislumbraba ciertas dotes de mando de ‘el Vasco’. «No sé si en esa época él ya pensaba en ser entrenador, pero sí es cierto que se involucraba mucho en todos los aspectos tácticos de partido. Estaba al tanto de todo. Y también destacaría su competitividad. El primer equipo solía jugar partido de entrenamientos con Osasuna Promesas o con los de División de Honor Juvenil y si alguno se le subía a las barbas no le gustaba nada».

Aguirre, durante un entrenamiento en las instalaciones de Tajonar, al poco tiempo de fichar por Osasuna en 1986. DIARIO DE NAVARRA

Las crónicas de la época dicen que un pase suyo desencadenó la grave lesión de Aguirre, que puso fin a su época en el club navarro tras sólo 11 encuentros disputados. En esa jugada, Aguirre chocó contra el portero del Sporting de Gijón Ablanedo II y se rompió la tibia y el peroné. «Yo no jugué ese partido porque estaba sancionado o lesionado, no recuerdo bien», aclara Ibáñez. Como la recuperación iba a ser muy larga, Osasuna le invitó a Aguirre a que regresara a México para su recuperación. «Estando allí, su sorpresa fue recibir una llamada del club diciéndole que no le iban a renovar, explica Chus Luengo, exjugador de Osasuna y periodista ya jubilado que ha radiado más de 1.400 encuentros de Osasuna en OndaCero. «Fue un detalle muy feo del club. Y cuando casi 20 años más tarde Osasuna le fichó como entrenador, le pregunté por ese episodio, pero Javier es muy buena persona y no quiso entrar al trapo aduciendo que ‘lo pasado, pasado está’». Aguirre comenzó su andadura como técnico de Osasuna en la campaña 2002-2003. En cuatro años consiguió estabilizar al equipo en Primera, disputó una final de la Copa del Rey y jugar la Copa de la UEFA. Incluso, en la temporada 2005-06, Osasuna fue la revelación de la Liga al quedar 4º, igualando la mejor clasificación de su historia y clasificarse para jugar la fase previa de la Champions League. Sus logros con Osasuna le valieron el reconocimiento de la UEFA, que lo nombró como el «Mejor Director Técnico del Año en España» en 2006. Su caché aumentó y fue fichado por el Atlético de Madrid para la temporada 2006-2007.

Aguirre da instrucciones a Patxi Puñal durante un encuentro cuando dirigía a Osasuna. DIARIO DE NAVARRA

Disciplina

Luengo tuvo la oportunidad de viajar con el equipo un año en el que Osasuna hizo la pretemporada en México. «En ese stage hablé mucho con él y descubrí a una persona muy agradable, culta, que imponía una disciplina al jugador sin necesidad de chillar, y que tampoco era el típico entrenador que tiene que ver todos los partidos de los rivales, de otros países...No es un obseso del fútbol y prefiere en su tiempo libre leer, ver películas y estar con su familia y amigos». Un pilar fundamental en el éxito de ese Osasuna de Aguirre fue Patxi Puñal, que con el tiempo se convertiría en el jugador ‘rojillo’ con más encuentros disputados con el club, 513, 420 de ellos en Primera División, en un total de 17 temporadas. Toda una institución en el club, que ahora desempeña la labor de director técnico de Tajonar, donde    se forman los jugadores del futuro. «Fue una época en la que aprendí muchísimo y destacaría el manejo exquisito del grupo. Es una persona muy inteligente. Yo era uno de los capitanes y con nosotros hablaba de muchas cosas y se ponía a nuestro nivel, algo que no es común entre algunos entrenadores que he tenido, aunque hubieran sido jugadores, porque siempre se situaban en un escalón superior al jugador».