Los jugadores del Mallorca celebran el gol de Abdón en el partido disputado ante el Alavés. | CATI CLADERA

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Afronta esta noche el Mallorca un partido de esos en los que hay mucho que ganar y poco que perder ante el FC Barcelona (21:00 horas, Movistar TV, Camp Nou). Los quinieslitas más atrevidos se la juegan a la X y los que arriesgan al máximo al 2. Los conservadores y amantes de las emociones controladas no dudan en el 1 fijo. Sin embargo, este Barcelona es posiblemente el equipo más previsible de los últimos años. El estadio, el escudo, el himo, la historia, el seny y los valors son los mismos, también el estilo y todo lo que ayuda a vender más o menos periódicos, pero el equipo, los jugadores que se calzan las botas y salen al campo, no están a la altura de otras quintas ni de otras temporadas. Sin Liga, ni Copa y sin marcar diferencias en Europa, resulta evidente que las prioridades de sus futbolistas están ya más en su asuntos privados y empresariales y en encontrar un buen lugar en el planeta para disfrutar de las vacaciones que no en este tramo final de la temporada.

En el fútbol existe un componente primordial y es la necesidad. Ganaron el Cádiz y el Rayo porque tenían necesidad de hacerlo por encima del Barcelona. Vencieron sufriendo porque nadie regala nada, incluso el peor Barça casi de la historia, pero ganaron. Eso no quiere decir que hoy el Mallorca gane por idéntica necesidad que tenga de hacerlo, pero al menos tiene que intentar emular a los dos últimos equipos que «mojaron» ahí e intentar dar la campanada. Es cierto que el Mallorca es un equipo particularmente dado a resucitar a conjuntos especialmente tocados bien por su condición de colistas o por las dudas a la hora de luchar por un puesto Champions.

El Mallorca juega con la presión de la clasificación y anda metido en ese tobogán de emociones que jornada a jornada le hace estar algo más cerca o algo más lejos del descenso. Pese a lo hecho por Cádiz y Rayo no es una obligación ganar, pero a nadie se le escapa que el triunfo supondría dar un salgo de gigante en la lucha por la permanencia. Muriqi y Jaume Costa son baja por sanción y lesión respectivamente mientras que en el Barcelona hay una serie de ausencias de segunda fila que tampoco trastocan especialmente el plan de Xavi. A los lesionados Pedri (sin duda la baja más sensible), Sergi Roberto, que esta semana ha dado un paso atrás en su proceso de recuperación, Samuel Umtiti, Nico González y Sergiño Dest, se suman Óscar Mingueza y Martin Braitwaite, ambos con coronavirus. Lo más noticiable es la posible ausencia de Ousmane Dembélé, con amigdalitis y que es seria duda para el partido de hoy.

El plan

Si bien el Mallorca se sitúa en el escenario de ir al Camp Nou con la necesidad de ganar, el Barcelona tiene la obligación de hacerlo, la urgencia al menos de reconducir la situación y consolidar una posición de Champions. ¿Será esto suficiente motivación para los de Xavi? Esto es otra cosa.
Aguirre tratará de situar un once que cubra las espaldas de Reina, pero que a su vez le permita tener cierto protagonismo delante. No está Muriqi, pero sí Abdón. A partir de ahí puede volver a dar solidez a la zaga con tres centrales y Oliván y Maffeo en los laterales y asegurar más la zona por la que suele hacer daño el conjunto azulgrana. No siempre suele ser una buena receta meterse en exceso atrás, pero lo que está claro es que el Barça tratará de arrinconar a los rojillos en su campo.
Ser atrevidos es bonito de cara a la galería y vender el discurso de valentía. Sin embargo, lo que cuenta es que no te marquen y aprovechar alguna laguna para hacer daño. Todo lo demás son ejercicios de cara a la galería. Hay que ser prácticos y, sobre todo, conscientes de que pase lo que pase, hoy no acaba la Liga.