Imagen de Toni Amor en el Leganés. | Miquel Àngel Llabrés

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Media vuelta al mundo para regresar al punto de partida. Toni Amor Fernández (Palma, 1976) salió de la isla hace una década con el equipaje rebosante de ilusión y vuelve cargado de experiencia, después de triunfar en Asia y América, a un club que conoce como la palma de su mano y por cuyas catacumbas se paseaba con los ojos cerrados. Amor siempre fue un estudioso (ahora le llaman friki) del fútbol. Y un currante. Un tipo que se la jugó cuando un buen día en el verano de 2011 cogió de la mano a su mujer Rosario y a sus hijos Toni y Adriana para emprender su aventura a Dubai e incorporarse a la disciplina del Al Wasl... Pero antes de vivir la cara más exótica de este deporte, Amor se batió el cobre en el barro. Se ganaba la vida trabajando en Aquacity, donde desempeñaba todo tipo de labores, mientras transitaba por carreteras secundarias a los mandos de El Arenal. Después de una gran campaña, asumió el reto de dirigir al Atlètic Baleares en el infierno de la Regional Preferente.

A pesar de su juventud –apenas tenía 30 años-, Amor cumplió con las expectativas y logró devolver al ATB a la Tercera División. Después de una campaña en la división de bronce, el técnico mallorquín optó por cambiar de aires y firmar por el Mallorca. Durante dos temporadas fue el segundo entrenador del filial que dirigía Jaume Bauçà. Pero el aterrizaje de Serra Ferrer en la SAD balear provocó su salida.

«El día que salí del Mallorca coincidió cuando entró Serra Ferrer, no me hizo ninguna ilusión seguir con esa persona, ni siquiera hablé con él y me fui al San Francisco. En el Mallorca tengo una espina clavada y me gustaría quitármela», apuntó Amor en una entrevista concedida a este periódico hace unos meses.

Entonces pasó al San Francisco de División de Honor para suplir a Pep Sansó. Apenas unos meses después, en enero de 2011, el entrenador dimitió de su cargo. Y fue entonces cuando le llegó la oportunidad de subirse al tren del profesionalismo... y no lo dudó. Firmó por el Al-Wasl de los Emiratos Árabes en 2012 como director técnico y después fue asistente en el Al-Hilal (13-14), Al Wahda (14-15) y Shabab (15-16 hasta 2017). Fue en esa aventura en Emiratos donde surgió la amistad con Javier Aguirre, que no dudó en reclamarle para el Leganés cuando se enteró que no tenía equipo después de ser destituido en el banquillo del Ibiza en abril de 2018. Tras un efímero regreso al Arenal, recibió la llamada de El Vasco para incorporarse a su cuerpo técnico.

El tándem que a partir de ahora dirigirá los destinos del Mallorca vivió su primera experiencia en el Leganés, al que cogieron con un déficit importante y que se quedó a un centímetro de la salvación. Sin tiempo prácticamente para pensar en el futuro, Amor cogió de nuevo los bártulos para cruzar el Atlántico y firmar por el Rayados de Monterrey. Alzó el título como campeón de la Concacaf y unos meses después, a comienzos de esta semana, recibieron la llamada del Mallorca. Si Javier Aguirre tardó 5 minutos «4’33’’ para ser exactos» en decidirse, Toni Amor ni se lo pensó. Aquel chaval cargado de ilusión que trabajaba en Aquacity pensando en un balón, está cumpliendo sus sueños.