Imagen de archivo de Josep Pons Irazazábal. | MONTSERRAT T DIEZ

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«Mi caso no tiene nada que ver con el de Robert Sarver. En su día tuve una demanda que fue desestimada por inverosímil y siempre proclamé mi inocencia. Fue hace ya once años... Lo que sí que diría son dos cosas en el tema Sarver; primero, la presunción de inocencia; segundo, quien ha presentado el informe supongo que presentará las pruebas...». El sueño de Josep Maria Pons Irazazábal (Palma, 1948) de presidir el Real Mallorca -como su padre Félix Pons Marqués a finales de la década de los 40- se convirtió en una pesadilla por una demanda de acoso interpuesta por una trabajadora cuando estaba al frente de la Embajada de España en Austria. El juez de lo social rechazó la demanda, aunque todo el ruido generado provocó su destitución como máximo mandatario de la SAD balear tras apenas unos meses en el cargo.

Desde la tranquilidad que concede la jubilación, Josep Pons atendió a Ultima Hora para analizar la situación del propietario de la entidad, Robert Sarver, tras las graves acusaciones vertidas contra él en un reportaje de la cadena de noticias deportivas ESPN. «La verdad es que no tengo mucho que decir sobre este caso porque no conozco el caso en profundidad. Yo nunca estuve acusado de un delito o nada parecido, simplemente, se presentó una demanda que fue rechazada por inverosímil», apunta Pons, que reflexiona sobre todo lo que se está generando. «Es muy difícil probar la inocencia de una persona. En este sentido, Sarver ha negado los hechos, el presidente Andy Kohlberg le apoya y por lo tanto habrá que esperar. Sarver tiene el derecho a ser escuchado».

El expresidente bermellón rememora los acontecimientos sucedidos hace más de una década cuando pusieron su nombre en el centro de la diana mediática. «Desde el principio, en una rueda de prensa en Palma, dije que era absolutamente inocente y que el tiempo me daría la razón.    En ese momento me hubiera gustado contar con la confianza del consejo de administración cuando se la pedí. Yo no había hecho nada, lo dije y así quedó reflejado judicialmente. Había un sindicalista que de hecho fue condenado por la Audiencia por dañar mi honor», explica Pons, que va más allá. «Me sorprendió que nadie investigara realmente lo sucedido... pero bueno, fue hace ya once años».

Aunque Josep Pons no quiere recordar aquel episodio, sí que reconoce haberlo pasado «mal, muy mal porque no hay nada peor que verte expuesto por algo que no has cometido. Salí adelante gracias al apoyo de mi familia y amigos». Ni siquiera aquel capítulo pudo con un mallorquinismo que proclama a los cuatro vientos. «Soy mallorquinista y todo lo que pasó no afectó a ese sentimiento. De hecho, suelo acudir al estadio siempre que puedo porque no hice nada y tengo la conciencia tranquila. Otros, en cambio, no han vuelto a aparecer por el campo desde que se marcharon». Preguntado por su relación con Serra Ferrer, entonces propietario, Josep Pons es tajante. «No he vuelto a hablar con él y nadie se dirigió a mí ni entonces ni más adelante para pedirme perdón por lo sucedido». Finalmente, Josep Pons tiene claro que el Mallorca está actuando bien porque «no tiene por qué hacer ninguna declaración y tampoco creo que este tema tenga que afectar a la relación del propietario con el club».