Los jugadores del Mallorca celebrando el gol ante el Espanyol. | M.A.BORRÀS

TW
2

Solo se han disputado tres jornadas y el calendario todavía marca días de agosto, pero el Mallorca llega al primer parón de la competición instalado en la atalaya de la clasificación y la sensación de estar asistiendo al nacimiento de un EQUIPO así en mayúsculas. De un bloque armado, solidario, ambicioso, ordenado, al que es difícil crearle ocasiones -no recuerdo ninguna parada meritoria de Reina-, que arriba tiene veneno y que se bate el cobre en una presión adelantada y después en el repliegue. Es el inicio soñado para un recién ascendido que todavía se encuentra en construcción y que, por lo tanto, todavía tiene un amplio margen de mejora...

Luis García Plaza ha metido una carga extra de competitividad a un Mallorca que ha arrancado las primeras hojas del curso subido en una moto, con un fútbol vistoso y vertical en ocasiones y bien pertrechado atrás cuando el partido lo requiere. Con Valjent, Baba, Kubo y Fer Niño como ejes, este equipo va como un tiro.   

El fuego cruzado entre Luis García Plaza y Vicente Moreno añadió a la cita una carga de motivación extra y elevó los decibelios de la contienda. Los focos apuntaron a los dos técnicos, metidos de lleno en un cuerpo a cuerpo dialéctico que tuvo continuidad en Son Moix. El saludo entre ambos fue más que frío, gélido, y al final el propio LGP le recriminó a Dani Pendín    que el técnico valenciano hubiera dado la ‘espantada’ al final del encuentro..