Luis García Plaza, durante el partido en el Visit Mallorca. | Miquel Àngel Borràs

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Cuando las cosas no salen bien, es habitual acordarse de los que no han estado. Al Mallorca se le atragantó el Oviedo y, por el camino, echó demasiado en falta a Amath Ndiaye y a Ruiz de Galarreta, dos futbolistas que dan cuerpo al equipo y que ahora mismo son imprescindibles. Baba está lejos del nivel que exhibió la temporada pasada y Víctor Mollejo necesita tiempo para ensamblarse.

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Si el Mallorca volvió a sufrir un atasco en Son Moix fue, entre otras cosas, porque Sergio Tejera impuso sus credenciales en la sala de máquinas y porque casi todo lo que hizo en ataque, que fue bastante poco, fue excesivamente previsible. Sin ritmo y fluidez para sorprender a su rival, la escuadra balear intentó hacer suyo algún detalle, pero sin exigir demasiado al Oviedo.

Durante sus tres últimas funciones (Cartagena, Sporting y Oviedo), el Mallorca ha recopilado todo tipo de resultados, pero es evidente que su fútbol nunca ha sido convincente. Todavía con un buen trecho del camino por recorrer, la sensación de que el conjunto de García Plaza está desacelerando es inevitable. Eso sí, es el líder del torneo y continúa administrando cierta ventaja sobre Espanyol, Almería, Leganés y Sporting, el cuarteto de equipos que intenta discutir su gobierno y también el ascenso directo a Primera División.